No sabes cuánto agradezco que hayas improvisado esta carta.
Porque, sin proponértelo, acabas de tocar algo en mí.
Y no por los monstruos marinos —que también—, ni por los mapas antiguos, ni siquiera por Sting, aunque reconozco que “Sea Dreamer” ya está en bucle.
Sino por esa forma tuya de invocar el mar como si fuera una emoción.
Porque lo es.
El mar nos salpica verdades sin pedir permiso. Nos impone pausas. Nos recuerda lo que aún no hemos dicho. A veces lo escuchamos. A veces solo lo sentimos. Y tú has conseguido que, por un momento, todos los que leemos tu carta sintamos el rumor de esa ola que no rompe, pero permanece.
Improvisar da vértigo. Hablar sin guion, también.
Pero tú lo haces con ese tipo de valentía que no grita, sino que tiembla con dignidad.
Y de eso, estamos muy necesitados últimamente.
Gracias por regalarnos no solo tus monstruos y tus glorias, sino también tus nervios, tus casi-desastres y tus frases no anotadas.
Gracias por recordarnos que el pasado está solo de fantasma. Y que hay trofeos que no se ponen en una repisa, sino que se guardan en el pecho, como una ola suave que vuelve cuando menos lo esperas.
Sigue escribiendo como quien lanza botellas al mar.
Algunas —como esta— llegan justo cuando uno más lo necesita.
Awwww, Pedro, qué lindo comentario. Muchas gracias por tus cumplidos y por el comentario tan honesto, que eso a una le anima a seguir creando y a bañarse en el mar, también.
No sabes cuánto agradezco que hayas improvisado esta carta.
Porque, sin proponértelo, acabas de tocar algo en mí.
Y no por los monstruos marinos —que también—, ni por los mapas antiguos, ni siquiera por Sting, aunque reconozco que “Sea Dreamer” ya está en bucle.
Sino por esa forma tuya de invocar el mar como si fuera una emoción.
Porque lo es.
El mar nos salpica verdades sin pedir permiso. Nos impone pausas. Nos recuerda lo que aún no hemos dicho. A veces lo escuchamos. A veces solo lo sentimos. Y tú has conseguido que, por un momento, todos los que leemos tu carta sintamos el rumor de esa ola que no rompe, pero permanece.
Improvisar da vértigo. Hablar sin guion, también.
Pero tú lo haces con ese tipo de valentía que no grita, sino que tiembla con dignidad.
Y de eso, estamos muy necesitados últimamente.
Gracias por regalarnos no solo tus monstruos y tus glorias, sino también tus nervios, tus casi-desastres y tus frases no anotadas.
Gracias por recordarnos que el pasado está solo de fantasma. Y que hay trofeos que no se ponen en una repisa, sino que se guardan en el pecho, como una ola suave que vuelve cuando menos lo esperas.
Sigue escribiendo como quien lanza botellas al mar.
Algunas —como esta— llegan justo cuando uno más lo necesita.
Con respeto, sonrisa y sal,
Awwww, Pedro, qué lindo comentario. Muchas gracias por tus cumplidos y por el comentario tan honesto, que eso a una le anima a seguir creando y a bañarse en el mar, también.
Enhorabuena!! Lo primerísimo, enhorabuena!! Me encanto la carta náutica y el cuento alrededor de ella ❤️
Muchas gracias, Isabel, los mapas antiguos me fascinan. Pero también la gente que se pasa por los comentarios.
Ohh…gracias 😊
Viajaría a donde brindes tu primer standup, sé que escucharía referencias de cosas que me harán click. La referencia de 31 minutos me encantó.
Awwww, mil gracias, Carol. Es un buen aliciente para conseguirme un escenario.