Mi última newsletter
Fue un placer acompañarte durante todo este tiempo, pero es mejor que nos digamos adiós.
Cuidarnos a nosotros mismos, a otras personas, a nuestro hogar, a las plantas y otros animales son los proyectos inacabables de nuestra vida. Los hacemos una y otra vez, no para conquistarlos, ni para beneficio personal, sino para mantenerlos y nutrirlos, sin mayor expectativa - Haley Nahman
Somos graciosos, los seres humanos. Cuando sabemos que el final existe, comenzamos a vivir a su alrededor. Nuestra existencia es gracias a las conclusiones.
Muchos, en este último mes del año, estamos viviendo más en la antesala de 2023 que en nuestro propio año —Bendito Cristo que no sabemos la fecha exacta de nuestra muerte, porque la pasaríamos regodeándonos en nuestra tumba.
He de confesar que me gusta esta dualidad de los últimos días de diciembre. Por una parte, le ponemos atención al pasado, haciendo recuentos y diseccionando aquellas experiencias que nos marcaron (las buenas y las malas. Si no sabes cómo hacer un ejercicio de este tipo, en esta carta te cuento más acerca de ello).
Y también me gusta que imaginemos y pongamos objetivos para el año venidero. Es cierto que el fin de año es una cosa bastante arbitraria y que en cualquier momento podríamos plantearnos nuevos propósitos. Pero esta fecha es un excelente pretexto para caminar hacia nuestros ideales en compañía de alguien más.
Por lo pronto, en este final, te agradezco que me hayas acompañado por una (esta) o ya por decenas de cartas.
Un producto 🔮
Amo dar hacks para hacer el trabajo más fácil.
Qué estrés me da cuando alguien comparte su pantalla o alcanzo a ver una computadora así:
¡No te preocupes! Yo también era esa persona que tenía tabs abiertas por doquier. Pero desde hace un rato que uso una cosa maravillosa llamada Toby.
Es una de las mejores extensiones que hay del navegador Google Chrome por ahí. Básicamente, te permite guardar las pestañas que tengas abiertas en colecciones. Así, después puedes abrir enlace por enlace, todos de sopetón o, incluso, compartir la colección.
De verdad, te recomiendo que la pruebes porque es una cosa salva vidas de la organización. Puedes descargarla en este enlace.
Y creo que siempre tenemos el propósito de año nuevo de hacernos la vida un poco más fácil en cuanto al trabajo se refiere.
Una recomendación ✍🏻
En los últimos tiempos, he estado yendo a clase de pintura. Y, a diferencia del arte de la escritura, me cuesta mucho menos trabajo. Será porque, para mí, la escritura trata sobre hacer arte pulido, me obsesiono con mejorar textos. Pintar es pintar y nada más.
Por lo mismo, podrás imaginarte que a veces necesito motivación para escribir, para perderle el miedo a la perfección. Y como la pandemia está llegando a sus últimos estertores, por fin puedo regresar a uno de mis grupos favoritos y hoy quiero presentártelo.
Es el Shut Up & Write, capítulo Ciudad de México. ¿Que qué es eso? Es un grupo de personas que se juntan una hora a escribir en silencio. Y créanme que es poderoso, porque ver a otros 10 personajes dándole a la tecla o al papel mientras una hace lo propio es inspirador.
Hay personas que escriben en su diario, otros escriben cuentos en computadora, otros se ponen a redactar correos de trabajo y otros más intentan que la academia mexicana se fortalezca mediante papers y tesis (ellos son los que más sufren, pero logran contagiarse por medio de los demás).
Nos juntamos todos los lunes, de 19:00 a 20:00 (oficialmente, que luego nos quedamos a la sobremesa escritural), en el Salem Witch Café 2. Con dirección en Diag. San Antonio 1747, Narvarte Oriente.
¡Ahí nos vemos!
Una minificción 🖋
—Te toca compartir, Giovanna —dijo su compañero de al lado.
—Vale, aquí voy —respondió ella y prosiguió:
«¿Querido? James:
Te escribo brutalmente, sí, bru-tal-men-te enfurecida por lo sucedido en días pasados. Me parece una total falta de respeto. No he querido hablarte porque ni sé qué decirte. Veo tus 200 mensajes en el teléfono, tus llamadas y tus correos un tanto anonadada.
Pero creo que tienes que saber… que lo sé. Que me enteré que estabas invitando a la vecina cuando yo me iba a trabajar. Estoy sorprendida por tu idiotez, puesto que dejaste la cámara de las perritas prendidas.
No quiero verte más. Quisiera que te largaras de mi vida. Pero eres capaz de quitarme a ellas, las únicas que me ladran, literalmente. He estado evitándote por la noche y por el día. Pero es suficiente. El depa es mío y ellas también fueron primero mías.
¿Que todavía me amas? ¿Cómo puedes amar a alguien cuando lo traicionas de esa manera y lo lastimas tanto? Me pediste perdón pero sin decir el porqué lo pedías. Lo cierto es que no puedo disculparte por el momento y no me veo a futuro con alguien que no es capaz de hablar con la verdad.
Por eso: hasta nunca. Hoy me llevo a las perritas en la noche en lo que sacas tus cosas.»
Giovanna cerró la computadora con estrépito, con los ojos anegados de lágrimas y la voz rota por la ira.
El grupo quedó en silencio, sin saber bien qué decir.
Habló por fin la mayor, la posdoctoranda.
—Ehm… ¿y no tienes algo de tu tesis?
—Ah, no, eso esta todavía peor que mi vida amorosa.
Una reflexión 💭
Me encantaría venir con un párrafo bien pensando acerca de lo que siento este 2022. Pero mejor tomo prestado un fragmento de texto de la escritora española Carmen Pacheco para resumir mi año:
Por suerte, nunca me canso de las personas. Con sus tempestades y mareas fluyendo cada día de un modo distinto, las personas son interminables. Mientras dura la relación con ellas, hay siempre algo nuevo que descubrir. Y cuando por cualquier motivo la relación se acaba o se van para siempre, se convierten en enigmas. Cubos de Rubik mentales a los que puedes estar dando vueltas toda la vida.
La lección más grande que me dejó 2021, hace ya un año, es no perderme de mí misma, de volver a las cosas que más me llenan y me hacen ser más feliz. Dos mil veintidós no es una antítesis de esto, sino un complemento. Este año se trata, para mí, de que no puedo vivir como isla.
Volver a asistir a grupos de personas donde aprendo o practico diversos quehaceres no se trata de aumentar mis conocimientos, se trata de convivir con otros presencialmente. Porque el home office me encanta para evitarme el tráfico, pero no me alcanza para hacer lazos.
¿Qué quisiera para el próximo año? Sobre todo, que mi novela fuera publicada de la manera tradicional, mediante alguna editorial. También me gustaría, ahora sí, volver a la radio con un podcast y me fascinaría dar clases de UX Writing.
Para llegar a ese punto, necesitaré de mucha gente. Estoy convencida de una frase que ya he dicho aquí, que también es prestada: Para lograr un objetivo no importa tanto el cómo, sino el quién. Es decir, somos seres sociales y necesitamos de los demás para superarnos.
Y no, no es que vea a mi comunidad como un medio. Sí pienso en las personas como fines en sí mismos, que se ayudan a recoger pedacitos de corazón para ser cada vez más completos, para alcanzar los sueños con que hacemos felices a nuestros niños interiores.
A ti te agradezco por acompañarme en esta aventura de compartir recomendaciones, ficciones… letras, pues. ¡Ojalá te haya aligerado los miércoles!
Por todo lo anterior, como necesito enfocarme en este propósito de 2023, he decidido terminar este ciclo y dejar de escribir esta newsletter.
Esto es un adiós y un gracias.
Un meme:
¡Ya parece que acabaré con este proyecto!
¡Nos vemos dentro de dos miércoles! El 11 de enero, con la primera carta de 2023. Que vengan cosas buenas para ti y los tuyos. Un beso.
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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