¿Viva México?... ¡Viva! 🇲🇽
A veces veo este país muy herido. Pero también me acuerdo de que este nos ha vuelto lo que somos.
Hoy es 15 de septiembre. A las 11 de la noche, la mayoría de los mexicanos tendremos la televisión encendida para ver "el Grito". Digo, algunos lo ven por tradición, otros para criticar a la familia del presidente, otros para ver qué gritos se suman al discurso que sufre modificaciones año con año.
Y mañana, 16 de septiembre, conmemoramos oficialmente el inicio de la lucha por alcanzar la independencia. Pese a que mucha gente cree que fue Porfirio Díaz quien movió la celebración al 15 para que coincidiera con su cumpleaños, desde mucho antes de su aparición ya se celebraba en la noche. La cosa es: ¿en serio los mexicanos estamos en ánimos de celebrar al país? (de celebrar, siempre estamos de ánimos, ¿pero por este causa?)
Bueno, lo importante: hoy es un gran día para comer pozole.
Pero también es un gran día para preguntarse en dónde está México y hacia dónde va.
Aprovecho el día para compartirte un relato con criaturas mexicanas dentro, producto de un curso de storytelling. Una de mis compañeras tenía una muy buena historia que no podíamos dejar pasar y que te dejo en audio en este enlace. Y síp, esa es mi voz, en caso de que tengas curiosidad.
*Un libro 📖*
La efeba salvaje - Carlos Velázquez
Tengo un problema de adicción. Es casi una droga, pero hace menos daño (o eso me digo para seguir en negación). Hay gente que compra ropa cuando está triste. Yo compro libros. Error dejarme en una librería con dinero en la bolsa. No es por presumir, es mera anécdota: el año que viví en Inglaterra compré muchos libros. Tantos, que también confieso que utilicé al hombre que ahora es mi esposo para traficar volúmenes en una maleta enorme. Maneras ñoñas de demostrar amor, ya sabes.
¿Qué es lo que más extraña uno del país cuando está afuera? Depende de dónde esté. En la pobre isla británica, donde hablar de plátanos es una cosa exótica y el fish and chips les parece platillo de dioses, la gastronomía se vuelve algo para extrañar. ¿Maíz nixtamalizado? ¡Por favor! De toda mi estancia sólo un día comí tortillas hechas en casa, y eso porque uno de mis compañeros trabajaba de medio tiempo en un restaurante de comida mexicana.
En fin, lo otro que extrañaba era el lenguaje. No hablar español, de eso me salvaron varios amigos de distintas partes de Latinoamérica. Pero qué ganas tenía yo de estar en una conversación donde pudiera aplicar doble sentido. La fortuna quiso que un buen amigo mexicano de la universidad (él hacía un máster en producción musical y era el único con quien podía hablar en términos que nadie más entendería) tuvo bien a prestarme un libro de un paisano llamado Carlos Velázquez y el título es La efeba salvaje.
Los libros son una buena manera de andar paseando a México. Acabé el volumen de cuentos en unas escaleras de Múnich, muerta de risa.
Velázquez es satírico, con un humor sumamente negro y trata situaciones un tanto disparatadas que están en el límite de lo real y lo ficticio. Su lenguaje responde al barrio, a la oficina o a sus personajes adictos. Es literal y no es demasiado artificioso. He conocido a personas a las que les desespera porque lo pueden encontrar hasta vulgar. A mí me pareció un genio de la comedia.
Lo encuentras en cualquier Gandhi, clicando aquí.
*Una rolita 🎵*
Empecemos a tirarle un poco al país, la fecha se presta también para esto. Esta canción se llama "México" y fue compuesta por el alter ego del DJ Camilo Lara: el Instituto Mexicano del Sonido (IMS —sí, como el Instituto Mexicano del Seguro Social pero con la falta de una última “S”). Este proyecto musical me encanta porque se dedica a combinar electrónica con un sinfín de géneros: cumbia, cha cha cha, algo de rap, entre otros. Cada canción que saca este hombre es de verdad una pieza que se sostiene por sí misma.
Hace nueve años, el IMS sacó un álbum llamado Político y esta canción, "México", tiene una letra especialmente dura: “Verde de mota, blanco de coca y roja tu sangre”, igualito que la bandera.
La canción y el video me parecen una gran crítica: somos un país que tiene un montón que ofrecer pero que se pierde entre la violencia que nos acecha. Somos un país increíble, pero también somos el país de los desaparecidos y de miles de mujeres que son asesinadas cada año.
Ojalá llegue el día en que pensemos más en lo que nos une que en lo que nos divide, sobre todo en las cosas más fuertes.
*Un cuento🖋️*
Esta es la segunda parte del cuento de la semana pasada. Si te la perdiste, puedes revisarla aquí.
—Anna, en mi ausencia os quedaréis como señora de lo que hay aquí. Os doy las llaves de todas las puertas, incluyendo la del sótano, que pido, no uséis. El sótano está más allá de los límites de vuestro poder.
La joven asintió con la cabeza y no pronunció palabra.
Fue obediente…
Hasta el tercer día.
Cada noche, mientras sus sirvientes dormían, ella había imaginado qué podría esconder Barba Azul. ¿Riquezas? ¿Papeles que revelaban algo importante? Sin permitirse más espera, a mitad de la madrugada, se levantó de la cama, tomó una vela y sigilosamente fue hasta el sótano, su puño izquierdo apretó con desmedida fuerza la pequeña llave dorada.
Llegó a la habitación prohibida e insertó la llave en la cerradura; pese a sus deseos, las bisagras chirriaron como almas en pena cuando abrió la puerta. Se deslizó por la angosta abertura, adentrándose en la oscuridad absoluta. Le llegó un penetrante aroma a óxido. La vela no iluminaba gran cosa. Instintivamente, se agachó y alumbró su camino: la piedra tenía manchas oscuras. Caminó agazapada, hasta que las manchas adquirieron el color del cobre y, luego, un tono más rojizo, hasta que llegó a un charco de líquido viscoso, que tocó sin pensar. Se admiró las manos y se llevó los dedos a la nariz: olía a vida. Justo cuando, por instinto, iba a meter uno de sus dedos mojados en la boca para corroborar su descubrimiento, la llave cayó en el lago rojo y se empapó. Anna la talló contra sus ropas, pero la sangre no cedió. Debatió sólo unos segundos entre salir de ahí o seguir explorando.
Se levantó, medianamente mareada por el aroma y al fin vio las antorchas de las paredes. Encendió una por una. La luz, como ventanas a otro mundo, reveló algo más negro que la oscuridad. Mujeres. Niños. Todos muertos, degollados. El color azul de los cuerpos contrastaba con la gran laguna de sangre.
Anna admiró el cuarto como si estuviera ante una obra de arte. Tocó a una mujer que parecía de su edad. El frío le calentó el corazón. Sonrió.
Salió del sótano y subió la escalinata hacia su cuarto. No pudo entrar, porque su marido le cerraba el paso.
—Habéis vuelto antes —dijo Anna, sin notas de miedo en la voz.
—Recordé que no me gustan las ejecuciones. ¿A dónde fuisteis a estas horas, amada mía? —Anna lo miró de arriba a abajo. No dijo nada. —Vuestra ropa está manchada —añadió Barba Azul. Su esposa lo miró sin pestañear. Y en su rostro apareció una media sonrisa, sensual, casi obscena, casi celestial.
—También esta llave—. Anna dio sólo un paso con el objeto manchado en alto y abrazó a su marido, que se tragó el enojo y se descompuso en el fondo de su cuerpo. Anna abrió la puerta del cuarto y, sin que él pudiera oponerse, lo condujo a un laberinto libidinoso, en donde su concupiscencia no tuvo fin, donde todas las notas del órgano fueron gemidos de goce y sangre. Al amanecer, ella habló primero:
—Tengo una noticia y una petición.—Barba Azul, desnudo, jadeante, la inquirió con la mirada.
—Mi noticia es que estoy encinta. Y mi petición es: enseñadme, enseñadme todo.
Barba Azul no podía acabar con semejante criatura: tan valientemente curiosa, tan divinamente mundana.
***
Arriba, más allá del sótano, el órgano sonaba, sin descanso. La melodía, plúmbea, empapaba las paredes. Las decenas de cuerpos, inertes, flotaban en un mar de sangre. Barba Azul y Anna estaban sentados, abrazados, como si se encontraran a bordo de una góndola, en un gran lago carmesí. Barba Azul sonrió mientras sostenía a su primogénita en brazos.
—Tengo el nombre perfecto para ella.
—¿Ah, sí?
—Sí. Erzsébet.
—Me gusta, amado mío. Pero dime, ¿qué haremos ante las amenazas allá afuera? Hemos de proteger a esta pequeña.
—Hoy mismo partiremos a vuestra tierra y tomaré el nombre de vuestro padre.
—¿Báthory?
—Báthory seré, Báthory seremos.
Los personajes de este cuento son en parte reales y en parte ficticios. Barba Azul es un cuento recopilado y difundido por Charles Perrault en 1697. Hay quien dice que este personaje estaba basado en un militar y asesino llamado Gilles de Rais, pero no se le conocen mujeres víctimas en su haber, sino chicos jóvenes. Hay por ahí una referencia a Juana de Arco (hablando de chico joven que en realidad era una chica), quien peleó en la misma guerra que de Rais: la de los Cien Años. Y, claro, Erzsébet Báthory pasó a la historia por convertirse en una de las asesinas más "prolíficas" de su época, fue una aristócrata húngara que mandaba matar doncellas para bañarse en su sangre, por ello es conocida como "La condesa sangrienta". Otra curiosidad: entre sus antepasados se encuentra Vlad Tepes, "El empalador". Famoso por haber inspirado el personaje de Drácula, de Bram Stoker.
*Una reflexión 💭*
Hubo una época de mi vida en la que me encantaba hablar de política. Lo adoraba. Vaya, hasta consideré seriamente entrarle a eso en serio. En retrospectiva, fue una gran idea no hacerlo y mejor andarle coqueteando al cuarto poder: la prensa.
Ya casi no hablo de política por la misma razón que ya no toco temas que ahora son muy sensibles: el diálogo se nos ha descompuesto. No sé si en esta época estamos más divididos o sólo parecemos más divididos. Espero no ofenderte, pero de verdad no me cabe en la cabeza cómo puede haber gente que defiende a capa y espada algún lado de la moneda de la clase política. A estas alturas, a todos los veo iguales. Y lo peor es que o eres de la izquierda que juzga los privilegios de todo mundo (a veces sin deconstruir el propio) o te crees de la derecha a la que no le gusta ver que hay personas que no tienen ni para comer. El centro no existe. No me vayas a decir que el PRI lo representa porque me da algo.
Ja, pero bueno, creo que en esta carta hay cierto espacio seguro. Las veces en que he lanzado algún comentario social he recibido respuestas que buscan nada más y nada menos que ¡platicar! ¡El diálogo! Lo cual me hace tener esperanza.
No es que no quiera hablar de política. Más bien, no quiero hablar de políticos. Hace siglos, cuando estaba en la prepa, gané un concurso de oratoria política empezando con la máxima: “Ocúpate de la política antes de que la política se ocupe de ti”. Y bueno, aquí estoy años después, no queriendo hablar de funcionarios pero sí pensando en que necesitamos una visión más ciudadana de nuestra vida, más social.
Esto aplica para cualquier país, no sólo para México: la pandemia nos ha hecho revaluar la manera en la que pensamos el barrio, en la que pensamos en la comunidad que tenemos más cerca. Supongo que también has estado en esa situación en la que, meses después del confinamiento, reparas en que distintos comercios a tu alrededor han tenido que cerrar. Mi más reciente caso es la verdulería que me quedaba cerca, bien triste.
Este país es complejo porque somos muchos y todos somos muy distintos. Hablar de sociedad y política pensando en regios y en chiapanecos al mismo tiempo es una tarea difícil.
Somos la paradoja del lugar en el que enunciamos. Adentro del país hablamos pestes de él; pero no fuera tenerle que presumir a los extranjeros que somos cálidos y tenemos playas bonitas. Hoy es un día para pensar en todo lo que somos, en los muchos tipos de mexicanos que somos y, claro, pensar en cómo nosotros encajamos en esta navaja suiza. En cómo, si ya estamos aquí, vivimos siendo parte de un todo mucho más grande y, pese a todo lo oscuro que nos cubre, yo diría que mucho más bonito.
México es chingón, sin duda, porque tú, mexicano o no, eres parte de él, aunque sea mediante cartita.
P.D
Como Facebook prometió desde sus buenos tiempos, este newsletter SIEMPRE será gratis. Pero el trabajo creativo no deja de ser trabajo. Así que te dejo este link por si quieres invitarme un cafecito, con la promesa de un día tomárnoslo en la misma mesa, y animarme a seguir con este proyecto y extenderlo a otros lares.
¡Hasta el próximo miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Facebook, Goodreads, Twitter y LinkedIn.
Por favor, no olvides darme tus ideas y opiniones sobre esta carta respondiendo a este mail; también lo puedes reenviar.
¿Me ayudas? Dile a un amigo y a un enemigo que se suscriban aquí: https://tinyletter.com/Geeknifer