¿Te atreves a ver el abismo?
Te doy la bienvenida al especial de terror 2024, en el que hay pelis de miedo, un cuento infantil y en el que se combina la filosofía con lo que hay debajo de tu cama.
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Cada año mando una carta en homenaje a uno de los géneros que más me gustan: el terror. Porque en esta latitud no sólo hay Halloween, también hay espectros que andan devorando pan de muerto en altares.
Tanto si eres fan como si le huyes a las películas que dan miedo, hoy traigo varias cosas en el menú que te pueden gustar: unas películas 🍿 que valen la pena, un cuento 🖊️ con una palabra extraña de protagonista y una reflexión 💭 acerca de cómo la filosofía y el miedo son viejos amigos.
Para que no tengas que buscar mucho, destacaré una película por plataforma, procurando que sea una reciente. ¡Aprovecha este puente! Te dejo menciones honoríficas de las cuales ya he hablado o que son imperdibles.
Netflix
Late Night With The Devil
Este año ha sido mi película de terror favorita. No por el miedo que provoca, sino por lo bien ambientada que está.
Todo ocurre en los setenta durante un “Late Night Show”. Así que lo que vemos durante la trama es un programa de televisión. En cada corte comercial, seguimos a la producción detrás de cámaras. ¿De qué va la peli? De un presentador de televisión que, en pos de elevar el rating, decide hacer un programa que pueda ser terrorífico.
Con momentos que ponen los pelos de punta , el único bemol es que los efectos especiales también parecen setenteros y, para mi gusto, le quita la parte de miedo total.
Menciones honoríficas: Cuando acecha la maldad (joyita latinoamericana), The Witch (otra con una gran ambientación histórica).
HBO
As Above So Below
De niña, la palabra “catacumba” me daba miedo. Sentía que tenía el espectro de una cueva y una tumba. La película que hay que ver en HBO ocurre en las catacumbas de París.
Estos túneles son famosos porque albergan los cuerpos de alrededor de seis millones de personas. ¿Qué pasaría si tuvieras que buscar algo para sobrevivir en semejante red?
As Above So Below es una historia para traer el infierno a la tierra. O bueno, para llevarlo bajo tierra, pero cerquita.
Menciones honoríficas: Hereditary (la película más extraordinaria de terror ever: change my mind), Get Out (una cosa rarísima que hay que ver al menos una vez).
Prime Video
The Medium
Me encantan las películas de exorcismos. Como apenas mencionó
en su newsletter, amo los clichés de crucifijos volteados, sacerdotes llenos de miedo, etcétera. Mi primera novela, aún sin publicar (je) tiene un exorcismo en algún punto (dejo una especie de promo que hizo mi mejor amiga para una clase sobre la novela en cuestión).The Medium tiene un exorcismo fuera de serie. Para dimensionarlo, es necesario entender que en Tailandia se cree que todo tiene un espíritu: los animales, las plantas, los edificios. Si varios espíritus malignos de todo esto poseyeran a una persona, ¿cómo la liberas?
Pues The Medium tiene mucho de esto en un falso documental genial.
Menciones honoríficas: Jaws (¿qué? ¿A poco creías que no iba a mencionar algo con tiburones?), The Descent (mejor peli para claustrofóbicos).
Nginyiwarrarringu
Selene oyó que algo crujía en la oscuridad de su cuarto y se sentó en la cama para ver qué era. Sus pequeños ojos se concentraron para desentrañar la negrura. Poco a poco, los muebles de su habitación formaron sombras geométricas y más o menos familiares. El clóset estaba cerrado. Su respiración se volvió acompasada. Pues claro que no había nada. Sus papás le decían eso.
La niña estaba a punto de volver a acostarse, convenciéndose de que el ruido podría ser alguna madera vieja. Pero en ese momento, su mirada se encontró con las tinieblas. Podría ser más oscuridad, aunque ella intuía que no, que la penumbra con forma humana no era su ropa mal acomodada. Era algo más. Algo con ojos que la observaban, la taladraban y se acercaban a ella. Se acercaban. Se acercaban. Las lágrimas se le agolparon y por fin tuvo fuerzas:
—¡Mamá! —gritó Selene.
En un dos por tres, la sombra fue aniquilada por la luz del cuarto.
—¿Qué pasó? —preguntó su mamá en pijama, agitada, con la mano en el pecho.
—Había un fantasma.
La mujer puso los ojos en blanco.
—Selene… ¿qué habíamos dicho?
—Te juro que era un fantasma.
—Los fantasmas no existen, chiquita —dijo la mujer sentándose junto a su hija. —A ver, te dejo la lamparita prendida. Duerme ‘ora sí.
Estaba a punto de irse cuando oyó la voz de Selene tras de sí.
—¿Puedo dormir contigo hoy? Aprovechando que papá está de viaje.
—No, mi amor. Tienes que aprender a dormir solita. Ándale, que mañana hay que levantarse temprano.
Selene se tapó y cerró los ojos.
La noche pudo haber sido normal. Pero no lo fue. La lámpara en el buró, de buenas a primeras, se apagó.
—¿Mami? —susurró Selene.
La niña se volvió a sentar y, otra vez, en la puerta, estaba la sombra. Que se acercaba, se acercaba, se acercaba. Con sus ojos negros que todo lo envolvían.
—¡Mam… —alcanzó a decir Selene.
Pero para cuando su mamá llegó con la lámpara del teléfono prendida, porque la luz se había ido, su hija se había esfumado en la oscuridad.
¿Por qué seré adicta a sentarme enfrente de una pantalla a sentir como el miedo me tensa durante un par de horas? La ciencia me responde que es fácil hacerse adicto a la adrenalina y por eso nos gustan las películas de terror. Porque nuestro cerebro ama estar en alerta durante periodos y lugares controlados.
Es interesante cómo en la vida real odio la incertidumbre, pero cuando veo películas de terror, lo desconocido me, y nos, fascina. El filósofo Ludwig Wittgenstein habla de cómo hay cosas de las que no se puede hablar, sino que deben ser mostradas o experimentadas. Mientras, don Immanuel Kant, unos cuantos años antes, propuso que existe un “noúmeno” o “la cosa en sí”: una realidad fundamental que nunca podremos conocer plenamente debido a las limitaciones de nuestra mente.
Esta barrera epistemológica, o sea, esta barrera del conocimiento, crea un espacio de misterio similar al que generan las películas de terror: sabemos que hay algo allí, pero no sabemos comprenderlo ni explicarlo.
Pienso que esto coincide con la existencia de un abismo entre la realidad que podemos percibir y la realidad última, la real. Y esto genera un tipo particular de miedo. Uno que no se basa en lo que conocemos, sino en aquello del universo que jamás entenderemos. Los autores de terror han ocupado este concepto desde hace mucho. Por ejemplo, Lovecraft creó a Cthulhu, que le pone cara a ese abismo. E incluso autores que no son precisamente de terror. como Tolkien, quien tenía a Ungoliant, una araña gigantesca que representa la ausencia del bien, el abismo.
En filosofía hay una idea similar en la obra de Nietzsche, quien nos advertía de contemplar el vacío porque…
“Cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti”.
Mi paradoja es que veo al abismo en las películas de terror, ¿pero tengo la valentía para hacerlo cuando se trata de ver el fondo de mi propia vida? No lo sé. Pero estos días de luna de octubre tengo ganas de descubrirlo, ¿me acompañas?
(No es exactamente un meme, pero sí una reflexión para ti, si eres de México): Imagínate no haber nacido aquí y jamás haber olido cempasúchil. Triste, ¿no? Cempohualxochitl, veinte flores. Cempohualxochitl, llévame a mi ofrenda.
P.D. La tribu de los Pintupi, en el este de Australia usan nginyiwarrarringu para designar al miedo súbito que nos hace ponernos de pie.
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¡Hasta el miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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No sabía de la película de The Médium y la tengo que ver muy pronto. Me ha gustado mucho tu publicación, soy nueva por acá. Un abrazo ✨️
Me quedo con las recomendaciones para verlas!!!!