Se me acaba la veintena
—¡Meow! Su servidora saludando cortésmente a cualquier persona.
Es sospechosa la cantidad de gente que nace en septiembre, ¿no? Como si nuestros padres hubieran padecido de frío y ¡boom! Yo, por ejemplo, soy producto del recalentado de Nochebuena. Nací justo 9 meses después del 25 de diciembre (el sábado cumplo años). Dudo que sea coincidencia.
Después de todo: ¿habrá un alimento más sexy y afrodisíaco que las tortas de bacalao?
Seguro que sí. Pero mis papás eran raros.
En vez de escribir un gran párrafo de reflexiones a propósito de cumplir mi último año en estos locos veinte, tengo una edición especial con puras cosas, nuevas y viejas, que me vuelven loca. Más algunas sorpresas en el camino. Toma una rebanada de pastel (de doble chocolate, siempre) y acompáñame. Además, si es tu primera vez acá, podrás darte una idea de lo que hago cada semana.
*Un videojuego 🎮*
Imagínate ser Caronte, ese ser que llevaba las almas de los muertos a su destino de acuerdo con la mitología griega. Te cuento que es posible, de una manera mucho más linda.
Voy a confesarte algo. Sabrás que me fascinan los videojuegos, soy gamer de tiempo parcial, entonces, ¿cómo te explicas que haya resistido a la tentación, durante tantos años, de descargar Steam? Steam es una plataforma que permite comprar y jugar videojuegos en la computadora a precios de risa, al menos, comparándolos con aquellos que se venden para consolas. Es una especie de Blockbuster digital de videojuegos.
De alguna manera milagrosa había evitado instalarlo en mi computadora, con la misma fuerza de voluntad que me impide tomar Coca-Cola desde que soy adolescente (me permito tomar una latita o botellita de vidrio una vez al mes).
Peeero el primero de septiembre sucumbí a la tentación. Y ahora es un reto controlarme y no abrir la mentada plataforma a cada rato. He descubierto juegos fabulosos y mi más reciente obsesión se llama Spiritfarer. Un juego acerca de la muerte.
En él, eres una chica llamada Stella que toma el relevo de Caronte y tu trabajo es mantener un barco, navegar por varias islas del inframundo y hacer que cada uno de los personajes se reconcilien con la muerte. La estética es una cosa bastante luminosa, casi infantil, para un tema tan serio. Los espíritus que tienes que salvar andan encapuchados por sus mundos hasta que llegan a tu barco a convertirse en distintos animales.
Las historias de estos espíritus, además, se sienten fuertes y reales. Nada descabelladas. No voy a spoilearte pero hay, por ejemplo, un espíritu que fumó toda su vida y tiene que reconciliarse con sus padres; otro que era ingeniero químico y un día se arrepiente de haber acabado con la naturaleza, el mismo día que descubre que tiene cáncer.
El juego se trata de mantener tu barco en orden y cumplir las últimas voluntades de estos seres. Hay que aprender a plantar cosas, a cachar estrellas, a producir metal y cocinar. Bastante relajante, si me lo preguntas.
Apenas me enteré, por un mini documental, que las historias de los personajes están basadas en las vidas de distintos familiares de la producción. Y se nota. Es un juego muy conmovedor que da paz jugar. Porque no todo se trata sobre la muerte, también se trata sobre la oportunidad de despertar.
Lo encuentras en casi todos lados: Steam, Xbox, Nintendo y PlayStation.
*Un libro 📖*
Sí, sí voy a recomendarles este libro. ¿Por qué? Porque es un buen balance de muchas cosas cool. Es la historia de un héroe que nunca imaginó que podría llegar a ser un héroe. Es una historia sobre la amistad y todos los que intervienen en su destino. Sí, es una historia sobre magia, pero también es una historia sobre guerra. Es una historia con romances imposibles. E incluso es una historia de cómo las mujeres nos la rifamos.
Hay libros que te marcan para siempre, ¿no? Supongo que esta saga es eso para mí. Es una gran épica escrita por el inglés J.R.R. Tolkien. Si nunca has leído (o incluso visto) El señor de los anillos, te estás perdiendo una obra que puede darte luz en la vida. No exagero.
No voy a agregar mucho más, porque no quiero faltarle el respeto a la saga. Y porque si me empujas acabo hablando de cómo algunas bandas de metal pesado han tomado la obra de Tolkien como bandera, de cómo la Gran Guerra inspiró al autor (aunque hay gente que diga que quién sabe), de cómo Tolkien convirtió a C.S. Lewis (ajá, el de Las crónicas de Narnia) al catolicismo, y de cómo hay gente que quiere volver beato a este ingles, no es casualidad: con algo de perspicacia sí encuentras teología en una de las obras más reconocidas de la fantasía.
Te dejo el primer tomo, La comunidad del anillo acá. Y bueno, si quieres leer algo más ligero para el fin de semana, siempre puedes leer la precuela de la serie: El Hobbit.
*Una playlist 🎵*
Aprovechando la fecha, decidí hacer una lista de reproducción con 29 canciones que me hubieran marcado en distintos momentos de la existencia. Hay una canción de Shakira, por ejemplo, porque fue el primer disco que fue mío, mío. Está también por ahí la primera canción que bajé de manera ilegal de Internet (oh, esos tiempos). Está la canción con la que un día dije: “qué bonitos son los idiomas germánicos” (spoiler, no es una canción de metal, sino de trance).
Y bue… Pensé que sería facilísimo escoger tantas, pero no. Es una playlist como la mayor parte de mis listas de canciones: no tiene mucho sentido. Al menos, no hay un sentido de homogeneidad musical. Al contrario, es más bien un pequeño desastre. Igualito a mis gustos. Pero quizá encuentres cosas divertidas, kitsch, inspiradoras.
Date una vuelta por aquí.
*Una serie 🎥*
Necesito hacer una aclaración. Lo cierto es que de futbol soccer sé bien poco. Es un deporte del que me entero principalmente por mi círculo social y porque cuando me interesé por el periodismo tuve que empezar a estar informada (eso incluía leer la sección de deportes).
Sorprendentemente, mi nueva serie favorita tiene como escenario el futbol. La serie está basada en un comercial de la NBC. La premisa es una cosa medio absurda. Un equipo de futbol soccer, más específicamente de la Premier League inglesa (la primera división, vaya), contrata a un entrenador de futbol americano para dirigir a su equipo.
Es un producto excelente por el balance que tiene. Para empezar, es muy divertida. Primero pensé que acabaría odiando al personaje principal (el entrenador Ted Lasso) porque parece un tanto idiota los primeros capítulos. Pero no, todo lo contrario. La construcción de personajes es una maravilla en esta serie, con todos terminas empatizando. Hasta con la “villana”: la nueva dueña del club de futbol que pretende que su equipo fracase en una suerte de venganza marital, de ahí que traiga desde Kansas a un entrenador de futbol americano.
Pero además de reír bastante, también lloré con algunos capítulos, sabe cómo llegarte al corazón. Me encantan los personajes femeninos y cómo se desarrollan las tramas alternativas.
También fue una buena razón para suscribirme a Apple+ y no me arrepiento de nada, porque la serie lo vale. Si no me crees, créele a los Emmys, que ya ganó por ahí. Te dejo la liga aquí.
*Una minificción 🖋️*
Cuando empecé este proyecto, uno de los ejercicios que descubrí para darle sentido era volver el proyecto una fantasía. Así, esto salió:
Esta es la historia de una bruja que vivía en una tierra donde siempre caía tormenta, en medio del bosque. Nadie recordaba su verdadero nombre, pero a ella le gustaba autollamarse “G”.
Su hogar, por fuera, era una cabaña vieja de ladrillo, envuelta por enredaderas. Por dentro, en
cambio, era una mansión repleta de libros, objetos maravillosos que producían música, varias chimeneas... y una conexión a Internet. Porque G estaba convencida de que ese era el mejor invento de los mortales (justo por encima de los videojuegos que le entregaba, proveniente de tierras lejanas, un compañero brujo que se aparecía mágicamente por la chimenea del salón).
G no podía salir de su hogar porque la lluvia la derretiría. La tormenta en esa tierra nunca se detuvo y durante mil eras ella vio pasar muchos mortales enfrente de su cabaña-mansión. Cada cien años, más o menos, alguien tocaba la puerta y G, espantada, se escondía en su sótano, se ponía audífonos y no hacía caso. Ella, con los libros a su espalda, la música sonando y sus brebajes burbujeando, continuaba pegada a la pantalla.
Le gustaba escribir en pergamino cartas dirigidas a los “nadies” que ocupaban su imaginación, le ponía palabras a lo inefable. Y, gracias a Internet, había armado una lista de gente que la inspiraba: una mujer que veía las estrellas, otra que ayudaba a otros a contar sus vidas en verso, un hombre que le escribía cartas a su hija diario y una mujer que vaiveneaba.
Un día, se dio cuenta de que las torres de papel escrito la consumirían: se ahogaría entre sus propias letras. Así, la bruja decidió abrir la puerta y dejó pasar a quien quisiera entrar a ver y leer en su cueva de maravillas. La primera en pasar fue una joven, vestida con blue jeans y playera aquamarina que, después de observarlo todo, comenzó a leer uno de los papeles en las torres de pergamino. “¡Siempre me he sentido así!”, chilló la joven a mitad de su lectura, “¿Puedo llevármelo?”. “Cla… claro”, respondió G. Le gustó esa sensación. La de haber conectado con alguien.
Como no podía mover su mansión de aquí para allá, ni tampoco podía salir, tuvo que usar Internet
para algo más que leer y pensar. Sus manuscritos rondaron por la red y más gente venía a llevarse papel.
Pero pronto, no sólo se quedaron a la cena quienes la leían. Un día, la visitaron personas que le
dijeron que era mejor que cerrara su puerta, porque en esa mansión extraña no quería estar nadie. G se disculpó ante ellas y regresó a su sótano a lagrimear. Aquí habría acabado la historia si no fuera por el brujo que le traía videojuegos. Entró por la chimenea sin avisar. Le entregó un juego nuevo, un beso y una carta que decía que todo iba a estar bien y que la hizo reír. La bruja decidió dejar la puerta abierta.
Decenas llegaban para sentarse a la mesa de G, la bruja sabia que navegaba en Internet. Tenía muchas personas a su alrededor en las que reflejarse, que le habían enseñado mil y un cosas. Su cabaña era un hogar al fin lleno de corazones latiendo y no nada más de papel, donde la gente aprendía, gestaba sueños y salía a la tormenta para cumplirlos.
La terminaron por inspirar. G, una noche fría —en la que sólo un par de lectores estaban en su salón con una taza de café al lado—, decidió asomar su mano izquierda a través del umbral, para mojársela.
Resultó que no se derritió. La bruja sonrió, emocionada. Dejó su casa y empezó a correr por el bosque, porque quería llegar a la costa y ver la playa soleada, más allá de las tierras de la tormenta.
*Una reflexión 💭*
Perdonen lo cursi, pero en este cumpleaños, siento que lo mejor de mi vida son las risas.
Este será mi último año con veintipico de años. No quiero hacer toda una reflexión sobre la edad y sobre cómo cada segundo ha valido la pena (que sí). Este año he leído a muchas personas de mi generación que cumplieron treinta y cómo no creen que han llegado a la edad en la que imaginaban que ya serían adultos responsables.
No quiero meterme en rollos de esos exactamente. Lo que sí quiero decir son dos cosas importantes. La primera es que ha llegado ese fabuloso punto en mi vida en donde puedo y quiero empezar a repagarle a la existencia lo chida que ha sido conmigo.
Hace unos días tuve que ser honesta conmigo misma y decir: Jennifer, no eres la mujer orquesta. Sí, desde que tengo memoria me encanta estar hasta el cepillo de cosas. Pero no puedo estar siempre ocupada. Necesito tiempo para las personas que quiero (le agradezco al ser que me dio un zape virtual para llamar mi atención), para leer y para jugar videojuegos.
Ah, y para seguir siendo escritora.
Así que en los próximos meses habrá dos personas más laborando conmigo. Una que me apoyará a darle difusión al proyecto (para que mis redes sean algo que exista de manera regular), aunque creo que terminará siendo una aliada para otras cosas lindas, y otro chicuelo que me ayudará con la siguiente etapa de esto.
Tambores, por favor… 🥁🥁🥁: voy a lanzar un podcast antes de que acabe el año. Algunos ya se lo imaginaban, pero cada vez lo veo más cerca.
Este es mi último año de veintes, y me encantaría decir que tengo estabilidad por todos lados, pero la verdad no. La semana pasada hasta tuve una mini crisis existencial preguntándome si debía celebrar mi cumpleaños (al final habrá una pequeña reunión). La vida es como un barquito lleno de espíritus que va y viene. A veces las tormentas son necesarias.
La otra cosa importante que he de decir es que me da gusto que estés leyendo esto porque esta es otra manera de celebrar la vida. Las letras, al final, también tienen ese destino. Sinceramente: gracias. Este proyecto está cumpliendo nueve meses y me encanta la idea de que estés aquí.
P.D
Como Facebook prometió desde sus buenos tiempos, este newsletter SIEMPRE será gratis. Pero el trabajo creativo no deja de ser trabajo. Así que te dejo este link por si quieres invitarme un cafecito, con la promesa de un día tomárnoslo en la misma mesa, y animarme a seguir con este proyecto y extenderlo a otros lares.
¡Hasta el próximo miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Facebook, Goodreads, Twitter y LinkedIn.
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