¿Quién domina la web? (no es Google)
“Un gato tiene honestidad emocional absoluta: los seres humanos, por una u otra razón, pueden ocultar sus sentimientos, pero un gato no”, Ernest Hemingway.
Hay gente que tenía esperanza porque el internet nos volviera más inteligentes, que gracias a una plataforma democrática, todos tuviéramos acceso a contenido proveniente de autores desconocidos y, así, empaparnos de conocimiento.
Lamento informarte que el internet no ha borrado la desigualdad del conocimiento, porque sigue siendo una plataforma en donde hay varias empresas monopólicas, como Google, que privilegian o a los que pagan más o a los sitios que posicionan mejor sus términos de búsqueda mediante lo que hoy se conoce como SEO (y muchas veces simplemente hay que desembolsar para pagarle al talento que sabe hacer eso).
Pero no desesperes, vengo a traer buenas noticias, no a hablar de cómo la falacia del internet nos rompe el corazón. La buena noticia es que Silicon Valley no domina la web. La buena noticia es que, sin duda, lo han hecho unos seres de cuatro patas que maúllan y que tienen una cantidad de videos y productos fabulosos que nos recuerdan que, pese a todas las teorías de conspiración allá afuera, también nos gustan las cosas simples.
Como gatitos cayéndose. A propósito del 22 de febrero, Día mundial del gato, este es un homenaje para los verdaderos reyes de nuestros tiempos. Te recomiendo que, aunque prefieras a los perritos, te quedes, aquí entra toda el arca de Noé.
*Un videojuego 🎮*
Cualquier cosa que provenga de Rusty Lake, la casa productora de juegos indie que más me ha cautivado, tiene mi visto bueno. Resulta que Johann Scherft, el artista que ha colaborado en varias ocasiones para la saga, les propuso un juego a los creadores que sacaron a través de Second Maze, un nuevo estudio que impulsa historias independientes que no tienen que ver con Rusty Lake (necesariamente).
En este juego eres Milo, el gato, cuyo único objetivo es regresar a casa y perseguir urracas. Es un juego relajante tipo puzzle en donde sólo hay que “picar” distintos elementos en nueve jardines para avanzar. Conforme la historia se desarrolla, conocemos a los personajes que habitan en el barrio.
Y aquí es en donde las cosas se ponen buenas. Ser un gatito nos convierte en testigos de vidas que discurren en lugares comunes. Los gatos son buenos para filosofar, ¿te imaginas la cantidad de historias que han presenciado en 9 mil años de domesticación? ¡Todas!
Pese a ser un juego simple en cuanto a jugabilidad, las historias que va descubriendo son muy emotivas: una pizca de amistad, otra pizca de romance, algo más de soledad y otra pizca más de familias que se reencuentran.
Lo puedes conseguir en Steam.
*Un producto 🔮*
Si tienes un felino en casa, sabes bien que su fascinación es andar trepados por donde quieran. La mía se sube al nicho donde mi mamá cuida la casa, se pasea por encima de la campana de la cocina y, cuando me descuido, trata de treparse a la televisión que tengo en el estudio (tiene poco éxito en esta empresa y acaba cayéndose, a mí siempre se me detiene el corazón por si un día cae con todo y tele).
Katyushita, la gata gris que me funciona de manager (porque estoy segura de que no es mi colega) acaba de cumplir un año. De cumpleaños recibió esta cosa fabulosa. Una hamaca para gatito, que se pega a la ventana.
Ahora ahí pasa las horas: tratando de ahuyentar pájaros mascando chicles.
De las mejores cosas que he descubierto. La puedes conseguir aquí.
*Un video 🎞️*
Sería un pecado que en esta carta no te recomendara al menos un video de gatitos haciendo cosas. Ten cuidado, porque son adictivos. Puedes empezar de manera inocente con un video en YouTube y descubrir luego de tres horas que sigues viendo a seres peludos de orejas puntiagudas mientras tratan de perseguir presas caseras.
Vamos a lo que vamos: aquí la muestra más clara de cómo los felinos dominan la web.
No voy a decir nada, sólo te pido que oigas los fabulosos maullidos de este bebé comiendo aquí.
*Una minificción 🖋️*
—Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?
—Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar al mundo!
“Qué caricatura tan tonta”.
—Fuuuso, ¿por qué no has tocado tu plato?
“Humana, me ofendes. Mi plato ya tiene un hoyo. Yo no como croquetas si hay un hoyo en el fondo”.
—Meow.
—Ash, es que no puedo rellenarte las croquetas tres veces al día.
—Meow.
—No me mires así. Okay, deja voy por tu alimento.
“Mucho mejor, plato sin hoyos”.
—¿Vas a comer?
“Por supuesto que no. Sólo me da paz mental saber que ya no hay hoyos en el plato”.
—Meow.
—¡¿Quién te entiende?!
“Tú, definitivamente no. Mmmh, son las 18 horas con 13 minutos y medio. Llegó la hora de hacer ejercicio. Superaré mi récord. ¿Preparado? Ahora sí voy a llegar a esa repisa en un santiamén!”
—¡Bájate de ahí!
“Ja, no sin antes averiguar si la gravedad funciona igual siempre. Tiraré... esta casa azul de porcelana”.
—Fuso, ¡no vayas a tirar eso!
“Oblígame, humana”.
¡TRAZ!
—Meow.
—¡Fuuusoooooo! Caramba, sácate de aquí que te vas a cortar con todos los cachitos de la casa. Era regalo de mi mamá.
“Oops. Creo que ahora sí me pasé. Mi humana está llorando. Fack. Tampoco era para hacerla sentir mal. Deja me restriego por tus piernas, humanita bebé”.
—Meow.
—Sí, Fuso, sí te perdono. Pórtate bien, vente. Vamos a seguir viendo la tele.
“Quiero cariñitos y lengüetearle la nariz, ya no se ve taaan limpia”.
—Meow.
—¡Ay!, cuando das besitos me caes muy bien. Así deberías ser siempre.
“Yo lo sé, humana. Pero ni que tuvieras tanta suerte. Estas piernas tuyas son mejores que las cobijas. Eso sí. No sé por qué seguimos viendo Pinky y Cerebro en internet si es una caricatura tan vieja”.
—Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?
—Lo que hacemos todas las noches, Pinky. Tratar de conquistar al mundo.
“Qué caricatura tan tonta. Yo ya domino este mundo... y ella ni se ha dado cuenta”.
*Una reflexión 💭*
El tema de tener mascotas de pronto se ha vuelto uno polémico, ¿no te parece? Con eso de que el Papa Francisco salió a decir que nos habíamos vuelto locos por tener más animalitos que hijos...
Concedo que nunca me ha gustado antropomorfizar de más a los pobres animales. Ver perritos con chupones en el hocico, con suéteres y en carreola me da un poco de miedo. Pero quién soy yo para juzgar si a veces le hablo a mi(s) gata(s) como si en verdad me entendieran. Ah, porque pese a que sólo la veo de vez en cuando, sigo encargándome de la pensión de una minina negra que habita en provincia y que fue mi primera felina. Está en las excelentes manos de mi hermana.
¿Soy una “cat-person”? Podríamos decir que sí, pero porque los michis se ajustan a mi estilo de vida. Soy independiente, ellos también lo son. Cuando fui niña siempre quise un perro. Nunca se me hizo tener mi propio lomito porque prefiero los perros más o menos grandes (soy el colmo de la asquerosa burguesía y moriría por tener un Golden Retriever).
Hoy por hoy digo: ¿en dónde voy a meter a un animal así de grande? ¿A qué hora lo educo para que se porte bien? (qué flojera el asunto del baño, por ejemplo) Sin mencionar el: ¿Por qué conseguir un perro de raza cuando hay tantos perritos que sí necesitan casa? Total, me siguen gustando los canes a lo lejos.
También me gustan las víboras, los lagartos, los roedores, los peces, hasta las aves... Nada que rebase las cinco patas, de favor.
Estoy convencida de que mi vida es mejor con una minina rondándome mientras escribo. Esa, que no tiene pudor alguno en sentarse sobre mi teclado. La que me levanta a besos en las mañanas y se vuelve loca de alegría cuando regreso a casa. Es cierto, los gatos son temperamentales, pero por eso me caen bien. Como dice Hemingway, ellos no se andan por las ramas y, de alguna manera, algo tendríamos que aprender de ellos. ¿Te sientes con enojo? Pues enójate. ¿Sientes que te invade la tristeza? Pues disfruta un poco de tus lágrimas.
Ah, sí, son grandes ejemplos estos elegantes animales. Salvo porque no te recomiendo que te pongas a saltar por toda tu casa a las 2 de la mañana, sobre todo si trabajas al día siguiente.
Tener una mascota es algo así como encontrar amor incondicional del bueno. Lo que empezó como una relación simbiótica hace miles de años, en donde los gatos aniquilaban roedores para proteger el sagrado grano, acabó siendo una relación de amistad. Sin querer, hemos vuelto a los gatos la mejor cara de Internet.
Y yo digo, sin temor a equivocarme, que es una cara que nos da esperanza. Todavía podemos ser buenas personas, que apaguen tantito el cerebro y sólo disfruten a la naturaleza en una ciudad. Disfrutamos ver a los gatitos cazar, dormir, molestar humanos y deshacer muebles. Quizá porque una parte de nosotros anhela que la naturaleza nunca se nos vaya.
Así que, si tienes una mascota, la que sea, te felicito: tener un pedacito de algo vivo más allá de lo humano, de una forma paradójica, nos devuelve humanidad.
P.D
Como Facebook prometió desde sus buenos tiempos, este newsletter SIEMPRE será gratis. Pero el trabajo creativo no deja de ser trabajo. Así que te dejo este link por si quieres invitarme un cafecito, con la promesa de un día tomárnoslo en la misma mesa, y animarme a seguir con este proyecto y extenderlo a otros lares.
¡Hasta el próximo miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Facebook, Goodreads, Twitter y LinkedIn.
Por favor, no olvides darme tus ideas y opiniones sobre esta carta respondiendo a este mail; también lo puedes reenviar.
¿Me ayudas? Dile a un amigo y a un enemigo que se suscriban aquí: https://tinyletter.com/Geeknifer