Que no te dé miedo el dinero 🤑
Nuestra relación con el dinero es complicada. Pero no debería de serlo. Con el poder de la información podemos hacer maravillas en nuestra vida: fuera las deudas, vivan las vacaciones.
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Me aparecen los anuncios más raros en Instagram. Ya van varias veces en que me sale uno que recomienda una app para saber cómo darte de toquecitos por la cabeza y atraer la abundancia y el dinero… Yo me llevo dando de topes toda la vida y todavía no se me aparecen borreguitos de oro.
El tema que me atañe hoy es uno complejo. Es difícil mostrarse positivo —y profundo— cuando queremos hablar de dinero. Culturalmente, además, no se nos da… ni nos enseñan.
Desde hace casi un lustro, parte de mi trabajo consiste en hacer entrevistas con personas acerca de sus finanzas. Por eso sé, sin temor a equivocarme, que nadie nos enseña a tener una relación cordial con lo que ganamos.
Con decirles que conozco vaaaarias personas (y no sólo usuarios de entrevista) que no saben que existe una función llamada “Pago para no generar intereses” en su tarjeta de crédito (por favor, procura pagar siempre ese monto).
Y creo que lo peligroso de esto es que a veces hablamos de dinero más en la esfera pública —es decir, escuchamos consejos de nuestros amigos o podcast— que en lo más privado. Al menos a mí, la conversación de dinero que más me cuesta tener es la que mantengo conmigo misma.
Un producto 🔮
Lamento decir que todavía no conozco la forma aesthetic de hacer un presupuesto. Es algo en lo que puedo procrastinar durante mucho tiempo, como si enfrentarme a ver mis ingresos vs mis gastos fuera lo mismo que bañarme en ácido.
Y no sé por qué no lo hago más seguido, porque en realidad mi salud financiera no es mala. La cosa es que mi cabeza y ansiedad monetaria se posiciona en uno u otro lado de un péndulo: o me compro el cuento de que no tengo dinero y gasto al mínimo, o me compro el cuento de que tengo dinero y gasto sin ver mis balances.
¿La solución? Tener información de mis verdaderos ingresos y gastos. Por eso quiero compartirte un template de presupuesto en Google Sheets con algunas variables ya determinadas. Cabe aclarar que el template no es de mi autoría, llegó a mis manos por casualidades del destino, pero lo encuentro muy útil.
Aquí cabe la pregunta: “Pero hay un montón de apps de finanzas, ¿me recomiendas alguna?”. En esta carta jamás recomiendo cosas que no utilice. En lo personal, las apps de finanzas que no sean bancarias me implican un doble trabajo porque soy malísima para ir metiendo mis gastos conforme los voy haciendo, prefiero cotejarlos con los movimientos de mis cuentas al final de mes.
Un podcast 🎙️
Lo malo de crecer en una familia con la mente matemática muy desarrollada es que, comparada con ellos, parezco una niña que come resistol. Lo cierto es que las matemáticas jamás me costaron trabajo e incluso las disfrutaba (excepto la geometría analítica: me choca dibujar rayitas).
Si no hubiera estado tan enamorada de la Filosofía en mi adolescencia, quizá habría estudiado Economía. Adoro romperme la cabeza y desmenuzar información.
Eeen fin, a lo que voy es que vivo de hacer de lo complejo algo sencillo. Por eso me encanta este podcast con ese mismo espíritu (que veo en YouTube) porque, además, conozco a los seres de la producción y me dan haaarta risa.
Ojalá la economía y las finanzas fueran siempre tan divertidas. Te dejo un par de episodios de Cuéntame de economía. Un lindo podcast de Grupo Expansión al que te puedes suscribir por YouTube o tu app favorita de podcasts:
P.D. Esto podría parecer nepotismo, pero no fui coercionada, obligada o amenazada para tener esto aquí. Tampoco es una inserción pagada (aunque habría sido padre que lo fuera: un dinerito extra no me molesta).
Una minificción 🖋
El cuarto huele a ropa usada y a restos de comida para llevar. Las botellas de refresco se acumulan en el tocador y hay pañuelos desechables por doquier. Lo único que sigue en pie, en un buró, es el marco de una fotografía tomada hace dos años: la boda de Ale y Armando.
“Éramos felices”, piensa Ale. “Había risas, visitas, ruido”.
—¿Qué vamos a hacer? —le pregunta a su esposo.
Están acostados en la cama matrimonial. Ella sostiene un libro de espiritualidad new age para padres modernos. Armando, en cambio, pone las manos detrás de la cabeza. Tiene la mirada perdida en la textura del plafón.
—¿Qué vamos a hacer de qué? —responde él.
—De intentarlo otra vez.
—No sé, Ale. Estoy cansado.
Armando saca su celular y se voltea hacia la ventana cerrada. Ale avienta el libro al buró. El marco sigue en pie, pero la foto que guarda en su interior se descuadra.
—Bueno, entonces, ¡hablemos! —insiste Ale.
“Me estoy ahogando aquí”, piensa.
Cuando llegaron a ese departamento, siempre tenían la ventana abierta. Se escuchaban los pájaros cantando y sus pichones gorgotear. Ahora todo es silencio.
—¡Hazme caso!
Los pájaros ya no cantan. Hace cuatro meses que no lo hacen. Dieciséis semanas con la ventana cerrada, con el cuarto oliendo a encerrado.
“Coincidencia culera”.
—¿Qué, Ale, qué? ¡No quiero intentarlo otra vez! El destino o Dios o quién sabe qué habló. ¡A la chingada!
Ale casi puede escuchar el corazón desbocado de su esposo. Casi puede escuchar a los vecinos viviendo junto. Casi puede escuchar su vientre. Pero no oye nada.
“El silencio me va a matar”.
—Armando, no es eso… O no es sólo eso. Es que… Estoy saliendo con alguien más.
Los pájaros ya no cantan. Armando tampoco responde.
Unas rolitas 🎶
¿Qué escuchar mientras haces un presupuesto? Bueno, analizar deudas es casi como adentrarte en Mordor.
Y me topé una chuladísima. Rolitas de El señor de los anillos versión lofi. Con animación de Gandalf incluida.
Una reflexión 💭
Entiendo que hablar de dinero pareciera que nos convierte en seres que no comprenden sus privilegios. Tengo la tesis contraria: no podemos impactar en nuestro entorno (incluso monetariamente) si nos da crisis ver nuestro estado de cuenta.
Y hoy te tengo una ¿mala? noticia: a mayores ganancias sí somos más felices. Aunque parece que hay un tope.
Para nuestra fortuna, los bancos se digitalizan y surgen fintechs. Esto es una excelente oportunidad para sacarle provecho a los productos financieros.
Por ejemplo, si perteneces a uno de los 26 millones de clientes de BBVA, baja BBVA Plan. Es una aplicación que permite ahorrar muy fácil mediante dos métodos: Te quita X número de dinero cada quincena y, además, te “roba” un porcentaje de tus compras y lo pone en un cochinito.
Si puedes, abre alguna cuenta que te dé rendimientos diarios o semanales (Actinver o Hey Banco son algunas de las que se me ocurren), así no tienes tu dinero estancado, aunque sea poquito y lo necesites disponible.
Prioriza el pago de tus deudas, si es que tienes. Si no tienes ni idea de por dónde empezar (además de ver Cuéntame de Economía), hay muchos asesores financieros que te pueden ayudar a tener una mejor relación con el dinero.
No, no te voy a recomendar que te des de toquecitos por toda la cara o que pongas vasos de agua a la luz de la luna para atraer la abundancia (aunque si eso te da paz, pues qué). Lo que sí te puedo proponer es que le dejemos de tener miedo al dinero. Con sabiduría, no es sólo una gran herramienta, hasta puede ser lo mejor de ser adulto.
Cochino capitalismo.
Un meme
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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