¿Qué es mejor que la Unión Europea?
Por supuesto que Latinoamérica. Con todo respeto para mis lectores españoles, pero entre danzas, comedia y ases bajo la manga, te cuento por qué vale la pena visitar la región.
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¿Sabes? Planeo estas cartas con bastante tiempo de antelación. Por ello me da tristeza que al terminar esta carta, que tiene un tema tan delicioso como Latinoamérica, reventó un desastre en Ecuador. Tengo a bien tener un gran amigo en Guayaquil, al que mando un gran, gran abrazo.
Y esta carta, por eso y más que nunca, es una oda a la región más bonita del mundo. Para que recordemos nuestro mejor lado, ese que nos hace brillar. Pretende ser, de manera humilde, un homenaje a nuestro talento, a nosotros que nos tocó hablar español danzante, vivir cerca del sol y tener siempre inventiva.
Un producto 🔮
El diccionario de la Real Academia puede ser una buena referencia en términos generales. Pero tiene agujeros grandísimos. Por ejemplo…
La RAE no tendrá jamás referencias a palabras del uso común del rico español mexicano, el dialecto del país que inventó el doblaje en español neutro, con el objetivo de que se entendiera en toda América Latina.
Por eso, la próxima vez que necesites una definición de una palabra usada en nuestro país, te recomiendo ver su aproximación de acuerdo con el Diccionario del Español de México, el DEM. Un esfuerzo hecho por investigadores de El Colegio de México, que recopila nuestro español desde 1921 y que lanzó su segunda edición en línea en 2018.
Puedes echarle ojo al “DEM” en este enlace.
Una rolita 🎶
Los mejores inventos latinoamericanos salen cuando juntamos talento de distintos países. Esta canción es una muestra de ello, porque es la combinación de una mexicana, Natalia Lafourcade, y de un argentino, Kevin Johansen.
Por un lado, Lafourcade es hija de un chileno y una mexicana. Aunque nació en la Ciudad de México es bien sabido que sus composiciones y estilo están influenciados por su residencia en Coatepec, Veracruz.
Por otro lado, Johansen nació en Alaska, de padre estadounidense y madre argentina. Su madre en algún punto estuvo casada con un pintor mexicano. La vida lo ha llevado por lugares de Estados Unidos como San Francisco, Phoenix y Nueva York; decidió regresar a la Argentina, en donde ahora vive con su esposa.
Gente mezclada que se juntó a crear una rolita linda que se antoja para acurrucarse y apapachar a quien más quieras. O al menos, para pensar en tu crush:
Unas películas 🍿
¡Hoy hay combo pareja!, dependiendo de lo que te guste.
Empezamos con una película chilena un tanto distópica. El filme El Conde propone que, en realidad, el dictador Augusto Pinochet no sólo sigue vivo, sino que es un vampiro que vive en el retiro. Es una tragicomedia que disfrutarás mucho, sobre todo si sabes algo de la dictadura chilena.
Si no, siempre tenemos a YouTube para darnos un resumen:
Puedes ver El Conde en Netflix este enlace.
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Y si prefieres algo de terror, la peli argentina Cuando acecha la maldad está in-cre-í-ble.
Fui a la premier ayer al cine con pocas expectativas porque vi el trailer y, para ser franca, no se entiende nada en el corto. Parecen muchos personajes, no me acabó de quedar claro si la onda era de demonios o de asesinos o qué.
No te quiero echar a perder el filme, así que sólo diré que el director tiene problemas en su cabecita y que la pandemia seguro lo marcó. También puedo agregar que la peli se volvió viral porque se filtró una escena que tiene que ver con un perro y una niña. Brutal. Peeero tiene esto una propuesta narrativa muy interesante.
Entre las cosas que hacen muy inquietante esta película es su banda sonora. De pronto me sentí escuchando un álbum de Apocalyptica, la banda de metal con chelistas. Y tiene sentido, porque el director Demián Rugna también es músico así que estuvo hablando con el compositor Pablo Fuu incluso antes de acabar el guion.
Debes ir a verla a cine, está distribuida por Cinépolis en México, así que no hay pierde.
Un video 📹
Estereotipar a nuestra región es decir que nuestro humor es primariamente vulgar y poco inteligente.
Estoy segura de que mis hermanitos y yo somos de los fans más jóvenes del grupo cómico argentino Les Luthiers, cuya trayectoria empezó en 1967. Fuimos a su gira de despedida el año pasado y confieso que acabé llorando, tanto de risa como de sentimiento en su último número.
Esta banda se distingue porque la conforman músicos que hacen sus propios instrumentos con cosas rarísimas (desde mingitorios hasta órganos que funcionan con pelotas de plástico). Sus presentaciones constan de un maestro de ceremonias que es interrumpido por los músicos y que presentan pequeños fragmentos de canciones… peculiares.
Les dejo un sketch en YouTube de la supuesta composición de un monje capuchino que batalla contra la abstinencia carnal y que alecciona a los jóvenes sobre educación sexual… con una pieza musical:
Una anécdota 🖋️
En 2023 fui a Italia en grupo. Parte de esas personas morían por ver futbol italiano. La gente que me conoce sabe que estaré nerviosa el domingo por los Green Bay Packers, pero el calcio, el fucho… me tiene sin cuidado.
Sin embargo, ver a la Fiore en vivo fue una buena experiencia porque me aprendí el cántico principal de los fanáticos y ya tengo a quién irle para la liga italiana, ja.
Debido a mi poco interés en el resultado del partido, fui la designada para conseguir suministros alimenticios. Por ello, al medio tiempo, pregunté a mis acompañantes:
—¿Quieren que traiga algo?
A lo que el mejor hablante de italiano del grupo contestó:
—Unas cotufas.
—¿Qué es eso? —pregunté.
—Unas palomitas —me respondió.
¿Y sabes qué pensé? Que OBVIAMENTE, cotufas eran palomitas en italiano. Así que llegué muy segura de mí misma al puesto de comida.
—Voglio una cotufa, per favore.
La señorita me miró con cara de: what?! Dije, bueno, igual no lo estoy diciendo en plural.
—Voglio… une… due cotufe, ¿due cotufi?
Y una nueva cara de what?. Procedí a señalar las palomitas en el puesto.
—Ah, popcorn! —me dijo la vendedora.
—Due, per favore. E… Como si dice in italiano? —pregunté curiosa.
—¿Popcorn? ¡Popcorn! —me dijo como si dijera una obviedad.
Subí enojada de regreso adonde estaba mi gente y dije:
—Oye, mano. Palomitas no son cotufas en italiano.
La respuesta fue una risa general.
Hoy y siempre sabré que en Costa Rica, Venezuela y otras partes de Centroamérica las palomitas son cotufas. Y en italiano simplemente son “popcorn”.
Una reflexión 💭
Durante muchas lunas en mi vida, cuando escuchaba la palabra “Latinoamérica” pensaba en todo lo malo que somos. Pensaba en drogas y balaceras; en mentiras y corrupción; en injusticia y pobreza… en el típico estereotipo de gente durmiendo en sus laureles.
Más tarde en la vida me topé con otros latinos. Suena medio patético, pero para hacerlo tuve que cruzar el charco y fui a dar con ellos en un país bastante imperialista. Pero ahí conocí una panameña, una dominicana, un ecuatoriano y tres mexicanos que cambiaron mi manera de aproximarme a mi propia región. De refilón conviví también con colombianos y peruanos.
Eran gente creativa, que brillaba por su buen humor en un país nublado y frío, me di cuenta de que somos muy trabajadores y generosísimos.
Hoy lo sé todavía más porque en proyectos freelance y en mi último trabajo conviví todavía más con personas de toda esta preciosa región. Y, perdónenme porque he de confesar qu e, como Pepillo Origel, también en su momento fui a vacunarme a Miami, que parece capital latina en vez de una ciudad gringa.
Ahí redescubrí lo impresionantes son las historias de migración, de injusticia social y, aun así, de resiliencia porque seguimos siendo, ante todo, buenas personas. Y eso, en estos tiempos es una rara avis muy, pero que muy necesaria. Con nosotros, se cuenta.
Un meme 👾
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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