¡No quiero crecer, señor Stark!
¿Será que con nuestro regreso a la infancia le usurpamos el día a la niñez?
Está de moda decir que convertirse en adulto es lo peor que le puede pasar a una persona. Yo difiero. Me encanta ser adulta: me gusta poder gastar mi dinero en cosas que quizá parecen inocuas, me gusta ser independiente, me gustan los retos que implica crecer. Peeero eso no quiere decir que, de vez en cuando, sí me ponga a pensar en cómo satisfacer a mi niña interior.
Uno de mis placeres culposos es buscar caricaturas o programas viejos en internet. Por un colega, descubrí que ¿Le temes a la oscuridad? está en Amazon Prime Video. Si no tienes idea de qué hablo, búscala, era un hit de “terror” noventero. Cada vez que veo un capítulo, me muero de risa. ¿Cómo podían darme miedo esas cosas? Y bueno, aunque no soy de la generación del Conde Pátula, me fascina ver sus episodios una y otra vez (confieso que en su momento conseguí la primera temporada en DVD). ¿Más de mi generación? Si sabes quiénes son los hermanos Kraft y Zaboomafoo, chócalas.
Aplausos si reconoces a esta lagartija, porque probablemente sepas qué es un capibara
Creo que el 30 de abril es el día perfecto para consentir a la niña o niño interior que llevas dentro. No importa tu edad, todos tenemos algo pendiente de esos días. Tal vez sea tener un balón nuevo, volver a subirte a un columpio, ver una caricatura de la que nadie se acuerda (así yo) o reconectar con alguien de tu pasado. Aquí es cuando salen las bendiciones de la web. Es un gran lago que almacena recuerdos de hace muuucho tiempo. Nadar ahí en Día del niño es un placer.
A propósito de la fecha que se acerca, me da por hablar de cosas que parecen de escuincles... pero que no lo son tanto.
*Un libro 📖*
De chica, mis historias favoritas siempre tenían que ver con niños rebeldes. Quizá porque, muy rebelde-muy rebelde, nunca me atreví a ser. Pienso en varias sagas que tienen que ver con esta clase de infante medio inadaptado, muy listo y que de alguna manera se embarca en una aventura.
Tal vez hayas oído hablar de las historias de las nanas que provocan que unos niños experimentan una serie de peripecias (creo que la más famosa en ese sentido es Nanny McPhee en la literatura y la serie de TV, The Nanny). Casi siempre es la niñera quien mete a los escuincles en alguna aventura increíble.
Este libro es uno de mis favoritos infantiles porque creo que funciona al revés: los niños meten en una aventura a la niñera. Los hermanos Darling es una novela escrita por Sam Llewellyn y relata la historia de tres niños con mucho dinero: Iris, Narciso y Prímula. Los tres han tenido miles de niñeras por lo mal que se portan. Como su papá siempre anda metido en sus negocios, no tiene demasiado tiempo para echarles ojo.
Las cosas cambian el día que llega una niñera muuuy poco convencional. Los niños saben que hay algo raro con ella pero no saben qué es. No quiero decirte de qué va, pero, para empezar, la niñera es un niñero. Es una joya de historia porque está cargada de situaciones absurdas, humor y algunas moralejas (porque no deja de ser un libro “para niños”).
Conseguir el libro en español es una tarea difícil si lo quieres en un precio razonable. Pero lo puedes comprar por Amazon UK en inglés. Está a buen precio (con todo y envío debe salir en menos de 250 pesos).
*Un videojuego 🎮*
Mis papás creían que yo era más o menos lista porque aprendí a leer muy chica. Cuando en realidad, mi verdadero super-poder fue acabar Super Mario Bros 3 cuando tenía 5 años (todavía me acuerdo de todos los atajos para saltarse mundos y hoy puedo terminarlo en menos de dos horas).
Podía pasarme horas enteras viendo a mi hermano jugar en el Play. Era algo así como un streaming de Twitch sólo para mí, porque además mi hermano traducía todos los diálogos de los RPG que jugaba. Así caí rendida ante la historia de Final Fantasy VII o The Legend of Dragoon.
Pero, en lo personal, mi infancia no está completa sin dos series geniales de videojuegos: la de Crash Bandicoot y la de Spyro: la aventura de un marsupial modificado genéticamente y la de un mini-dragón en un mundo de grandes dragones, respectivamente. Ambos son juegos de plataforma (del tipo de Mario Bros, por ejemplo). Hoy se pueden comprar en un excelente precio para prácticamente cualquier consola.
Jugarlos de vuelta es casi terapéutico. Puedes encontrarlos en Steam acá o comprarlos en las tiendas digitales de la consola que prefieras.
*Unas rolitas 🎵*
Es complicado decir qué música me gusta más. La realidad es que depende para qué. Cuando estoy trabajando usualmente oigo cosas que tienen que ver con lo-fi, jazz o música clásica. ¡Dios me libre de escuchar eso en una fiesta!
Vivo convencida de que hay música “juguetona”. Música que me da ganas de bailar y cantar. Casi como si fuera niña de nuevo. Hay ciertos tipos de rock que son así.
Wet leg es un dúo inglés conformado por Rhian Teasdale y Hester Chambers, proveniente de la Isla de Wight, que está ubicada al mero sur de Inglaterra. ¿Por qué alguien le pondría a su banda “pierna mojada”? Bueno, desde acá empieza el juego. Un día, Rhian y Hester se pusieron a experimentar con emojis juntos para ver cómo podrían nombrarse y de pronto llegaron a esta combinación: 💦+🦵. La idea les pareció divertida porque resulta que los residentes de la Isla de Wight así se refieren a los no-isleños: “wet-legs”. El apelativo describe a quienes entran a la isla por bote, quienes siempre se mojan una pierna a la hora de descender de la embarcación.
En fin, “Angelica” y “Ur Mum” son de sus últimos singles y son súper bailables y divertidos. Totalmente recomendados para iniciar el día de buenas.
*Una minificción 🖋️*
Si sabes quiénes son estos tipos, has llegado a las profundidades del inframundo, felicidades.
Ari decía que podía hablar con el viento. Sus papás no estaban preocupados. Todos los niños se inventan fantasías. Pero cada domingo, cuando venía su tío, un hombre que siempre olía mal y que trataba de tapar su aroma con lociones baratas, Ari siempre se llevaba algún regaño:
—¿Por qué no entras a la casa, eh? ¿No te caigo bien?
—Es que... juego en el parque.
—Muchas veces estás solita, ¿no te aburres?
—Tengo al viento.
—No digas tonterías, Arianita. Métete ya a la casa.
—Pero ahí sí me aburro.
—No me importa, tienes que aprender a obedecer.
A regañadientes, la niña entraba en la casa haciendo muecas por lo bajo, ignorando al hombre calvo que olía mal.
Y se aburría rápido.
Llegó el domingo en que ella se negó a entrar en la casa. Su tío trató de jalarla del brazo y ella consiguió zafarse.
—¡El viento dice que no le caes bien!
Los pocos cabellos que le quedaban a su tío revolotearon a causa del aire.
—¡No me digas! ¿Por qué?
—Dice que eres grosero conmigo.
—Ya métete a la casa y deja de estar inventando cosas.
—El viento dice que me va a defender.
Y, para sorpresa de su tío, un árbol enorme cayó justo encima de su coche.
Aquel día, Ari sí se quedó hasta más tarde jugando en el parque.
*Una reflexión 💭*
Agradezco a mi padre, quien tenía buen tenía para tomarme fotos
Esta semana vi un video revelador sobre el humor de la generación Z. Si has llegado a ver memes o videos de TikTok a los que no se les entiende nada, pero que por alguna razón son calificados de “graciosos”: hay una buena explicación para ello. El video original te lo dejo aquí.
La cosa es que me quedé pensando mucho tiempo en lo difícil que debe ser pequeño en estos tiempos. En los tiempos donde no es seguro jugar en la calle, donde tuviste que estar en el encierro por una pandemia y donde hay una ola de sobreinformación. ¿Cómo aprendes a jugar con tanta pantalla por todos lados? Y te aseguro que no estoy en contra de que los niños jueguen videojuegos (muy al contrario), simplemente también creo que los seres humanos aprendemos mucho cuando nos relacionamos... con otros seres humanos.
El 30 de abril se acerca y, si tienes algún pequeño chilpayate cerca, te recomiendo que le regales, más que una cosa, algo de tu tiempo.
Y creo que eso lo puedes hacer tú desde tu casa. A veces, no se trata de cuidar otros niños, sino a nuestro propio niño al que no le hicimos mucho caso en su momento. Hace poco leí de una chica (o una mujer, más bien), que decidió conseguirse un micro-hornito, porque nunca le llegó el suyo en Navidad. El 30 de abril es para festejar a los escuincles que nos rodean, que bien lo tienen merecido porque de ellos dependerá el futuro del planeta, pero es una buena fecha para cumplirnos ciertos sueños que teníamos, también.
Ojalá este miércoles y esta semana hagas muchas cosas ridículas, te olvides del qué dirán, seas valiente y vivas en el presente, como cuando los días eran muy largos. Yo me retiro, que tengo que trabajar. Pero igual y pongo La espada en la piedra de fondo.
P.D
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¡Hasta el próximo miércoles!
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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