Las mujeres hablan
En este mes se nos abre un abanico para explorar a las olvidadas de la historia: las mujeres. Hoy hablo de lo fregonas que somos y de lo mucho que nos falta por hacer.
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Los datos ya los conocemos. Pero tienen que repetirse: En promedio, 10 mujeres son asesinadas al día en México. El 70% de las mujeres hemos experimentado algún tipo de violencia.
No es cosa menor. Ni tampoco es cosa para decir “A’í vienen otra vez éstas”.
La violencia es sólo una de las aristas de nuestra realidad. Quizá hoy no es el Día Internacional de la Mujer, pero me interesa abordar algo que no siempre hemos visto: la perspectiva de la mujer en el mundo.
Parece exageración, pero nuestras clases de historia (y de cualquier otra materia) estuvieron dictadas por lo que los hombres hicieron en primer lugar. Es de celebrarse que ahora haya espacios desde donde podamos disfrutar de las creaciones femeninas.
Hoy quiero compartir algo de lo creativas que podemos ser.
Un libro 📕
Piensa en la última vez que te dio fiebre. ¿Nunca has sentido que hay un estado, antes de rendirnos por completo ante la enfermedad, en el que existe un sopor en donde divagas en cosas interesantes y profundas? Ia Genberg, la autora de Los detalles, lo sabe muy bien.
Y también lo sabe la narradora de esta novela, que relata sus peripecias de vida al encontrarse con tres personajes distintos.
No es casualidad que el valor de este libro este más en los detalles que en la información presentada y, debido a que la narradora, cuyo nombre nunca sabemos, se posiciona desde la enfermedad, puede moverse en un estado de duermevela muy conveniente para jugar a ponerse varias máscaras.
Como dice ella: “Vivimos muchas vidas dentro de nuestra vida, vidas menores con personas que vienen y van, amistades que desaparecen, niños que crecen, y yo nunca entiendo cuál de mis vidas es el verdadero marco”.
¿Cuál de nuestras vidas será la que realmente es nuestra vida? ¿Cuál ángulo es el bueno?
Puedes pedir esta novela desde Casa del libro aquí.
Una recomendación 💡
Si ya llegaste a la adultez, sabes que una de las mayores bendiciones que existen es tomar el celular, llamarle a tu mejor amigo o amiga y preguntarle: “¿Tienes el teléfono de un plomero?” Y que resulte que alguien ya recorrió ese camino por ti.
Una de las características inherentes que más me gustan de mi sexo es cierta complicidad ante situaciones difíciles. Es distinta a la complicidad masculina. Me parece un vínculo más sutil y emocional.
Y bueno, la mera verdad, encuentro que mis amigas y yo somos mejores resolviendo problemas cotidianos que nuestros pares masculinos.
Hace un tiempo me comentaron de una página de Facebook llamada “Lady Multitask”. Odio el nombre con toda mi alma, porque me hace pensar en la cultura multitarea tan dañina de nuestro tiempo. También me choca eso de “Lady” porque me remite a escándalos de Twitter. Pero bue…
Ok. Si soy cien por ciento honesta, cuando le eches ojo a las fundadoras, podrás ver que tienen pinta de ser reinas de polanco, diría Javier de Matando Cabos. Aunque, mis respetos, porque hicieron una genialidad en la era del internet: juntar mujeres para que compartan lo que a ellas les parece útil.
La página de Facebook tiene grupos secretos por entidad federativa. Por gracia divina (y una buena amiga), me aceptaron en el de la Ciudad de México. Es uno de los recursos más prácticos que ahora tengo a la mano: hay gente que vende cosas, personas pidiendo recomendaciones, mujeres alertando de nuevas formas de estafa, en fin, un crisol de cotidianidades útiles.
Te dejo la liga a la página de Facebook. Si quieres entrar al grupo de CDMX, puedo interceder por ti si respondes a este correo.
Dos rolitas 🎶
Hay muchas voces de mujeres allá fuera impresionantes. El año pasado compartí una lista con varias de ellas.
Pero ahora quiero hablar de una en particular, que es probablemente mi referente de pop actual favorito, pues tiene la gracia de abordar el lado oscuro de la humanidad de una forma muy melódica.
Me refiero a Lana del Rey. Quiero dejarte dos rolitas. La primera es uno de sus últimos sencillos, que me hace pensar que su próximo álbum será mucho mejor que el último, que francamente dejó bastante que desear.
“A&W” son siglas para referirse a una “American Whore”. Literalmente, una puta americana. Podrás imaginar que la letra es bastante explícita, y en eso reside su belleza: que toma por los cuernos una de las realidades de nuestra humanidad.
Es una mezcla entre tristeza y profundidad asombrosa.
La puedes escuchar en Spotify acá:
La segunda es una rareza. En 2010, Lana del Rey grabó un demo con una productora llamada Daft Dog. Dos años después, la pieza se coló a internet. Y aunque nunca ha salido de manera oficial, se puede escuchar fácilmente.
Esta me encanta porque suena a canción empoderadora y es mucho más bailable que la primera. Dale una oportunidad con esta liga, que te lleva al Soundcloud de la productora, donde vive la canción:
Una película 🎬
2018 fue un buen año para el cine. En ese año Guillermo del Toro ganó por La forma del agua, se estrenó el peliculón Tres anuncios por un crimen; vimos a Gary Oldman haciéndola de Churchill en Las horas más oscuras… y se estrenó el primer largometraje dirigido por Greta Gerwig: Lady Bird.
Mucho se ha hablado de Todo en todas partes al mismo tiempo por la descripción de lo compleja que puede ser una relación de madre e hija. Lady Bird en parte también habla de este tema, pero con un ritmo mucho más acompasado.
Y además, también trata de lo difícil que es crecer y darte tropezones mientras lo haces. Si estudiaste en escuela católica, la disfrutas el doble, pero no es imprescindible cumplir este requisito para pasarla bien.
La puedes ver en Amazon Prime desde este enlace.
Un fragmento 🖋
Mi mamá me sorprendió cuando entré a su cuarto en el hospital: era una mujer distinta, sonriente, con color. Mi mamá, ese 14 de febrero, estaba en cama... bromeando.
—Te ves muuuy bien. —le dijo a Memo sarcásticamente, cuando entró con cara de no haber dormido en días. Los tres reímos.
Con los niveles de hemoglobina normales y oxigenando al 100 por ciento, podía hilar frases enteras, estaba contenta, ¿feliz? Casi lloro de ternura al escuchar: “Deséale a tu papi un feliz cumpleaños de mi parte”.
Además, me confesó un par de cosas en el hospital:
—Ya estoy harta de no comer bien. Quiero salir de aquí y hacer lo que me ha dado miedo hacer. Sé que ahora sí puedo.
Fue dada de alta el viernes 19, con un camillero corriendo por el hospital porque se había activado la alerta sísmica. Mi mamá no tuvo miedo, la situación la divirtió, su mejor viaje en silla de ruedas. La indicación de los médicos era que su dieta debía ser normal. Parecía que habría paz.
El viernes, en cuanto llegó a la casa, mi mamá y yo vimos un capítulo del Doctor House. La paradoja de ver una serie sobre médicos y gente moribunda nos hizo reír. Traté de venderle las ventajas de Netflix durante años y sólo hasta ahora parecía interesarle. Me hizo prometer que le llevaría la televisión que yo ya no usaba en la Ciudad de México.
Mi gata parecía la más contenta de que ella regresara. Aunque al principio le dio terror la máquina que producía oxígeno, acabó acomodándose en su regazo y se quedó dormida, mi mamá le acariciaba las orejas.
Por casualidad, mi hermano faltante, Lalo, llegó de visita de los Estados Unidos el sábado 20. Con todo y que ver a mi mamá con tanque de oxígeno y en recuperación era impresionante, pues su deterioro físico era notable, su humor era muy bueno. Teníamos esperanza.
Ese fin de semana sacó las agujas de tejer que se había escondido durante meses. Era como observar un milagro: de pronto su aura de tristeza estaba ya colgada en el clóset de ropa vieja, y ella usaba un nuevo traje de sonrisa fácil, de tranquilidad.
Fue entonces cuando hablamos de nuevo del abuso, a solas, en la casa. Después de todo, me hizo un encargo:
—Nunca seas como yo, disfruta la vida. —Espero cumplir mejor esa promesa.
Este es un fragmento de un libro con textos autobiográficos que tratan de lo que significa ser mujer, la muerte y la violencia de género llamado “Iba a verla, pero se le ocurrió morirse”. Que puedes comprar en Amazon a través de este enlace.
Una reflexión 💭
Durante buena parte de mi vida caí en la categoría de “tomboy”. ¿Vestidos y faldas? Dios me librara. Cuando era niña, a mi alrededor sólo había hombres, así que mis primeros amigos también lo fueron.
Aprecié mis amistades femeninas ya en la adultez. Y además, en el último lustro de mi vida, mi contacto con mujeres, incluyendo especialmente a mi familia política, es vital para entenderme y emplazarme.
Sólo una mujer podría dar afecto al comentar que el narrador de mi novela cambia de foco sin motivo alguno. Sólo una mujer podría decirme que ella también entiende cuando siento que amanecí fea. Sólo una mujer comparte medicina por debajo de la mesa para que los cólicos se pasen rápido. Sólo una mujer comparte las más profundas alegrías que no le cuentas a nadie. Sólo una mujer me manda audios de 30 minutos que espero con ansias. Sólo una mujer me habla sin tapujos de las más locas perversiones. Sólo una mujer llora conmigo cuando recordamos las heridas que queman el corazón. Sólo una mujer sabía bien cuando mis sonrisas eran ciertas.
De verdad que agradezco la sororidad, porque ya no me siento sola en un mundo de hombres (claro, a ver, a veces también necesito regresar a mis orígenes y salgo a cenar con mis compas para hablar en doble sentido de puras cosas escatológicas).
Pero las mujeres, las mujeres suelen tocarme el corazón.
Un meme
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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