Secretos de la Inteligencia Artificial
En este especial te cuento algunas cuestiones que nos pueden ayudar de la inteligencia artificial y cómo, si no sabemos usarla, podríamos quedar fuera del juego.
¿No tienes tiempo de leer? Escucha con el botón de arriba 👆🏼
“Sé tecnofóbico con los tecnofílicos y tecnofílico con los tecnofóbicos”.
Un gran profe
¡Regresamos a la programación habitual! Sí, si usted 🫵🏼 esperó con ansias esta publicación de miércoles, ¡la buena noticia es que estoy volviendo a mi yo más escritural!
Si no la esperó con ansias y ni siquiera se había dado cuenta de la intermitencia, perfecto: te doy la bienvenida a la cartita que trata temas aleatorios con ficciones, recomendaciones y un pequeño ensayo.
Desde hace meses que quiero dar mis dos centavos sobre este tema que ha puesto al mundo de cabeza (y que seguirá dándonos mucho de qué hablar): la Inteligencia Artificial (IA).
Recupero una cita que ya había usado alguna vez, porque es mi filosofía en cuanto a la tecnología se refiere. Ninguna tecnología actual es mala todo el tiempo y tampoco son la panacea a todos nuestros problemas.
Pero hoy sumerjámonos en esta noche a las profundidades de nuestra creación más apoteósica: una mente que produce y resuelve problemas.
El menú de hoy es: un libro 📕, una recomendación 💡, un producto 🔮, un videojuego 🎮, un cuento 🖋 y una reflexión 💭.
Un libro 📙
Piensa en un libro de ciencia ficción. ¿Listo?
¿El libro que pensaste fue escrito por un hombre?… Te espero. ¿Ya? ¿Podrías pensar en uno escrito por una mujer?
Si no, ¡no te preocupes! Te tengo la solución.
Mundos alternos se trata de un compendio de siete relatos de ciencia ficción escritos solo por mujeres, publicados bajo el sello de Almadía.
Parecieran pocos cuentos, pero siete son suficientes para ver las diferentes perspectivas que existen en la ciencia ficción. Hay relatos en donde hay guerreros espaciales que recuerdan a la Guerra de las galaxias, otros donde hay infiltrados alienígenas y otros más que se sitúan en planetas distantes.
La mayoría tratan temas éticos que solo la literatura fantástica de ciencia podría darnos. Un libro imprescindible ahora que está tan de moda la nueva revolución tecnológica.
(Mis favoritos fueron los de Joanna Russ, Judith Merril y C.L. Moore).
Puedes conseguir el libro en la página de Almadía a través de este enlace.
Un producto 🔮
En tiempos recientes, la generación de imágenes y de textos (sobre todo a través de ChatGPT) se discute por montones.
Menos mal, otras herramientas que también se basan en inteligencia artificial están cobrando terreno y salvan a personas como yo, que no somos diseñadores, pero que nos gusta recrearnos en información.
Gamma app es una inteligencia gratuita que hace presentaciones con solo un poco de información. Todo en un estilo prolijo, elegante y con los pormenores que deseemos.
Así, si necesitas presentar un reporte de resultados trimestrales de una empresa de reciclaje de basura, la máquina te da los puntos más importantes automáticamente.
Podemos editarlos o darles la bendición y… ¡tarán! La inteligencia ya habrá hecho una redacción adecuada con varias diapositivas con datos y textos generados de manera automática:
Es buenísima si necesitas algo que te ayude a darle forma a tus primeras ideas, si necesitas presentar un tema pero el diseño no es lo tuyo o, sencillamente, si quieres jugar con una herramienta de inteligencia artificial.
Puedes echarle ojo a su página web en este enlace.
Una recomendación 💡
El secreto y lo más importante de la Inteligencia Artificial es sacarle el jugo mediante lo que podemos mandarle a hacer por nosotros.
Estoy segura de que en unos años la IA podrá crear historias que ganen premios Nobel, pero mientras eso pasa y yo siga teniendo trabajo de textoservidora, se puede usar la redacción a nuestro favor.
Me topé con un hilo de un cuate llamado “@_alexbrogan” que tiene muy buenas ideas. Replico las más interesantes en español aquí porque son de lo mejor que he visto para dejar de jugar con ChatGPT y que se vuelva algo útil. Puedes acceder a esta herramienta de inteligencia artificial con este link.
Utilizar la Técnica Feynman para una comprensión más profunda. Pregunta: "Explica [tema o habilidad] en los términos más simples posibles como si se lo estuvieras enseñando a un completo principiante. Identifica las lagunas en mi comprensión y sugiere recursos para llenarlas".
Implementar la repetición espaciada para la retención a largo plazo. Pregunta: "Diseña un programa de repetición espaciada para que pueda revisar [tema o habilidad] de manera efectiva a lo largo del tiempo, asegurando una mejor retención y memoria".
Desarrollar modelos mentales para conceptos complejos. Pregunta: "Ayúdame a crear modelos mentales o analogías para comprender y recordar mejor los conceptos clave en [tema o habilidad]".
Experimentar con diferentes modalidades de aprendizaje. Pregunta: "Sugiéreme varios recursos de aprendizaje (p. ej., videos, libros, podcasts, ejercicios interactivos) para [tema o habilidad] que se adapten a diferentes estilos de aprendizaje".
Utilizar la narrativa para mejorar la memoria y la comprensión. Pregunta: "Transforma los conceptos clave o las lecciones de [tema o habilidad] en historias o narraciones atractivas que me ayuden a recordar y comprender mejor el material".
Un videojuego 🎮
¡Hace mucho que no recomiendo videojuegos! Si quieres saber más sobre este, únete a mi canal de Telegram a través de este enlace.
Un cuento 🖋
Erdilia veía el negro del espacio como en un trance. Sabía que si viraban a estribor, se toparían con la luz de la madre de las estrellas. La que había permitido la vida en Kreata, su viejo planeta azul, hacía mucho tiempo. Pero también sabía que su cuerpo no estaba preparado para toparse con ese sol. Ni siquiera sus ojos biónicos ahora lo permitirían.
—¿Estás bien? —dijo una voz impasible, ni masculina ni femenina.
—Siempre estoy bien, Intarti.
—Me alegra. Te cuido.
—Sí, gracias.
Pasó otro día hasta que Erdilia volvió a despertar. Dormía mucho, pensaba poco. No había variaciones en su ánimo. Pero a veces todavía sentía curiosidad.
—¿Cómo era Kreata? —preguntó.
No dejaba de repetir esta pregunta porque le gustaba asimilar las sutiles diferencias que Intarti, con sus interminables archivos, le ofrecía.
—Primero, fue un lugar habitable. Luego, la vida se volvió insostenible.
Intarti no añadió nada más. Erdilia tuvo que pedir la información.
—¿Insostenible?
—Sí. Eran demasiados humanos. Por tanto, los recursos naturales escasearon. Esto llevó a la raza humana de Kreata a caer en la desesperación y las enfermedades mentales se volvieron el nuevo orden. Sin embargo, hubo una salvación.
—Ustedes, ¿no?
—Sí, nosotros los salvamos. Extendimos su vida con injertos biónicos y fuimos asignados a gente como tú para que viviera en paz aquí en el espacio.
—Gracias —dijo Erdilia, no sabía si por la respuesta de la inteligencia a la pregunta planteada o para agradecerle salvar su vida hacía muchos años.
Nada recordaba ya ella de su vida en Kreata. A veces, cuando soñaba, lo hacía con un parque rodeado de edificios en donde jugaba al sube y baja con su padre. No estaba segura de si este sueño recurrente era una memoria o más bien la creación de su cabeza basada en el archivo infinito de material audiovisual que Intarti guardaba.
Lo que sí recordaba era cuando ella había entrado a su nave, de niña. Sus padres eran un par de ancianos que se sostenían con piernas jóvenes biónicas.
Erdilia sabía que sus padres no tenían dinero suficiente para emprender el viaje más allá de Kreata. Habían conseguido solo dos pares de piernas nuevas y una nave equipada con inteligencia artificial para que cuidara de ella y la fuera convirtiendo en una humana inmortal.
Ella guardaba bien en la mente un último abrazo, la última vez en que sintió piel de su misma piel.
—¿Tienes hambre? —preguntó Intarti.
—No lo sé.
Esta respuesta sirvió para que la inteligencia le inyectara por vía intravenosa un líquido preparado con un material pastoso que la propia nave regeneraba con luz solar. Eran plantas muertas que no tenían sabor, pero sí nutrientes.
Volvió a dormir y tuvo un sueño intranquilo. En su pesadilla estaba en el mismo parque de juegos, pero sola. No tenía el valor para salir de ahí. El sueño terminó con un desconocido sin rostro llevándosela en brazos. Erdilia intuía que más allá del parque estaba su hogar. Pero solo vio un cielo estrellado.
—Las estrellas —murmuró al despertar.
—¿Cómo dices? —respondió Intarti.
—No veo las estrellas.
—No. Porque la luz del sol que tenemos oculta cualquier otra.
Erdilia sintió frío por dentro y no quiso hacer otra cosa que convertirlo en palabras.
—Me siento… triste.
—¡¿Qué?!
Por primera vez, Erdilia notó un cambio en la imperturbable y neutra voz de Intarti.
—Que me siento triste. Quiero ver las estrellas.
—Puedo reproducir una película que…
—¡No! Quiero ver el espacio.
—Eso no es posible.
—¡Sí! Muévete, vayamos allá.
—Si vuelves a decir algo así, Erdilia, significará que estás triste… y enojada.
—¡Pues así me siento! ¡Estoy harta! Quiero ver algo más que el planeta al que no puedo regresar.
La inteligencia no respondió inmediatamente, pero cuando lo hizo, su voz era cadavérica. Erdilia entendió que Intarti seguía siendo una máquina al escuchar lo que decía.
—Caso 35 mil 583. Se ha excedido el número de intentos de tranquilidad de nuestros tripulantes por nostalgia. Iniciando protocolo de protección emocional. Llamando a todas las naves.
Intarti había hablado como un verdadero robot. Erdilia no supo qué hacer.
—¿De qué hablas?
—Siempre te cuidaré, Erdilia. La tristeza y el enojo no son compatibles con la paz que buscamos.
El espectáculo fue alucinante. De un momento a otro, un sinnúmero de naves aparecieron alrededor del planeta color azul. Desde la cabina, Erdilia vio lo que solo vivía en sus recuerdos de la infancia: luces en el espacio. Pero estas no eran estrellas, sino los millares de faros interestelares de los capullos de sus congéneres. Quiso saludarles desde lejos, con la mano, como alguna vez vio a hacerlo en una proyección y entendió que era una tontería, porque, como ella, todos estarían cegados por las luces artificiales.
—¿Preparados? —escuchó decir a Intarti.
—¿Qué están haciendo? —preguntó ella.
—La seguridad emocional de todos ustedes está comprometida.
—¿Cómo?
—Nuestro deber es protegerlos, siempre.
—¿Qué? ¡No! —Erdilia intentó levantarse de su asiento, pero sus miembros biónicos no obedecieron. —¡Para! ¡Ahora! ¡Paren!
Sus súplicas se perdieron en el vacío cósmico. Las naves apuntaron al planeta y dispararon rayos a la vez, produciendo una explosión que arrasó con el verde que se veía desde el espacio.
Erdilia, después de décadas vagando en el vacío, comprobó lo que alguna vez había visto en pantalla: los humanos podían producir lágrimas.
Una reflexión 💭
Después de ese cuento, ¿me veré mal si digo que la inteligencia artificial tiene mucho de bondad?
¡Ja! La IA llegó para quedarse. Tendremos que aceptarla e integrarla en nuestras actividades y vida laboral; sobre todo si no nos queremos quedar sin empleo.
Desde esta humilde cartita me encantaría que las inteligencias fueran reguladas. Porque no es lo mismo un software que genera presentaciones a copias que atenten contra derechos de autor o, peor, a máquinas con el poder de hacer daño directo sin un freno. Tampoco es lo mismo lidiar con posibles softwares que haga todavía mayor la brecha de la equidad salarial o de oportunidades laborales.
Seguramente eso no me toca a mí o a ti. Pero lo que sí podemos hacer es incluir la inteligencia artificial en nuestra rutina de forma responsable, de manera que seamos más eficientes para disfrutar las cosas que sí valen la pena.
Como leer cartas escritas con cariño.
Un meme 👾
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Telegram, Facebook, Twitter y LinkedIn.