Hacks para aprovechar el año
El año es como los días. Hay momentos con energía y otros en los que podemos aprovechar nuestra baja batería para recuperar fuerzas y llenarnos de aquello que sirve y dejar ir lo que no.
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¡Aprovechando que hay gente nueva por aquí! El formato completo de esta carta es quincenal. Me agrada nombrarme Geeknifer y soy una escritora mexicana que comparte recomendaciones, una ficción y un ensayo con malas ideas ocasionales.
También puedo decir que soy la textoservidora de mis pulsiones y que mando cartas porque siento que es un formato más íntimo. Ojalá te guste esta. Siempre puedes escribirme pronto dándole “responder” al correo o dejándome un corazoncito y un comentario.
Hoy quiero hablar de cómo somos distintos mientras el año avanza. Así que el menú de hoy incluye un videojuego primaveral 🎮, un libro con sabor a verano 📕, un cuento en honor al otoño 🍁 y una reflexión invernal 💭.
Un videojuego (de primavera) 🎮
En el año hay tiempos para crear y tiempos para disfrutar. Por alguna razón, en primavera y otoño noto que mi consumo de videojuegos crece exponencialmente. Sin quererlo, es una temporada en la que me doy permiso de “no hacer nada” y meterme en historias digitales.
Varias veces he declarado que, cuando empecé a jugar, no había tantas opciones para disfrutar personajes femeninos. Hoy, las cosas son distintas. Y justo Ubisoft acaba de lanzar un videojuego con una protagonista mujer: Star Wars Outlaws.
Amo los juegos en los que hay que hacer uso del sigilo y este es el caso. No es una historia de jedis, sino de cazarrecompensas. En otras palabras, la protagonista, Kay Vess, es algo así como una Han Solo. Nos acompaña un pequeño ser mezcla de ajolote con perro. Vivan los ajolojuegos.
Así que si eres gamer, vale la pena jugarlo. Ahí afuera hay opiniones encontradas, sólo hay gente que lo ama o que lo odia. Yo soy de las primeras y es bonito empezar el otoño sabiendo que tengo videojuego para inspirarme, perderme en la galaxia y trabajar para distintas organizaciones criminales.
Lo puedes conseguir para PS5, Xbox y en PC.
Un libro (de verano)
El verano es para los niños. Y si hay algo que saca a mi niña interior es el agua. Cuando era pequeña, amaba nadar. Me encantaba que, cual perro, me aventaran objetos a la parte más profunda de la alberca, ahí donde estaba la fosa de clavados para ir por ellos y que mis oídos se taparan por completo. También me gustaba imaginar monstruos marinos persiguiéndome.
Sí, parece que mi fascinación por el terror viene de auto-asustarme en el agua. Hasta la fecha, con algo de concentración, puedo hacer que mi imaginación me engañe y me ponga nerviosa mientras nado. Ese ánimo infantil de creación es el mismo con el que construyo cuentos en mi cabeza mientras recorro un carril.
Uno de los mejores libros que leí este verano tiene que ver, en parte, con la extraña sensación de perderse en el agua. Veintidós largos, de Caroline Wahl, trata sobre una joven adolescente llamada Tilda que es la cabeza de familia, en vista de que su madre tiene serios problemas de alcoholismo. Es una bildungsroman, o sea, vemos cómo una chica tiene que empezar a tomar decisiones en serio a raíz de que puede ganar una beca de Matemáticas. Su gran dilema es: ¿debería abandonar a su hermana Ida en pos de estudiar?
Pues parece que el agua da serenidad de pensamiento, también.
Lo puedes conseguir en este enlace.
Un cuento (de otoño)
El clóset
En el clóset se libraba una discusión.
–Su problema es que siempre están asquerosas –se oía desde la derecha.
–Porque somos útiles –respondieron un par de voces al unísono en el piso.
–Pero igual no me encanta salir con ustedes, siento que no realzan mi belleza.
El que decía esto era un vestido azul de voz cantarina. Discutía con las botas que, aunque estaban brillosas en apariencia, tenían las suelas llenas de lodo.
–Aunque tengo que admitir que es mejor su compañía que pensar en las prendas olvidadas –añadió el vestido con un susurro.
–Sí, recuerdo cuando vimos la segunda de Toy Story. El pingüino viejo con la voz hecha trizas me recuerda a ti, bufanda –dijo una sudadera que no por vieja era ineficaz.
La bufanda empezó a lagrimear. Siempre tenía depresión de invierno.
–¡Déjenme! Verán como soy la elegida ahora que empiece el frío.
–¡Por favor, bufanda! Jamás sales de aquí porque nunca baja suficiente la temperatura. Si vivimos en Ciudad de México, no en los Alpes –se burlaron los tenis.
–Pero hay otras prendas de temporada que también son olvidadas en el año –dijo el vestido con saña. –Como cierta prenda para la cabeza…
La ropa guardó silencio, expectante. Sabían que la enemistad más grande era la del vestido con los múltiples gorros y sombreros que descansaban cerca del techo. La dueña los adoraba.
Sólo un sombrero habló:
–La envidia te corroe, querido. Ya verás cómo te quedarás con la bufanda hoy.
–¡Claro que no! ¡Yo soy el más bonito aquí!
De pronto, el milagro diario que impulsó de nuevo la quietud de prendas. El clóset se abrió. El vestido brilló con el sol.
Pero ella tomó la boina, que se rió por lo bajo. El otoño había empezado.
Su reino.
Una reflexión (de invierno)
Los expertos en productividad dicen que una buena manera para rendir más es pensar en nuestro ciclo circadiano. Casi todas las personas tenemos dos picos de energía: uno por la mañana y otro por la tarde. Sin embargo, no toda la gente tiene estos picos a la misma hora. Por eso tiene sentido que muy temprano yo sea un zombi y que sea la escritora más prolífica como a eso de las ocho de la noche.
El club de las cinco de la mañana no es para todos, vaya.
He estado pensando que, así como hay ciclos en el día, también hay ciclos en el año. Hay una constante en mis últimas vueltas al sol. Por ejemplo, el verano siempre es mi temporada con menos productividad para cuestiones personales, no me gusta pensar demasiado y tampoco me encuentro en ánimo demasiado creativo. Pero sí es la época en la que leo más, en la que más salgo con mis amigas y me dan ganas de explorar el exterior.
La primavera me encanta porque soy hija del sol y la energía me impulsa para crear. Lo mismo me sucede en otoño, que me da por hacer “todo” lo que no hice en el verano. Además, resulta que nací en esta estación, por lo que siempre le he tenido algo de cariño.
Hago este pequeña pausa para decirte que la próxima semana hay edición especial porque es justo mi cumpleaños, 25 de septiembre.
Además, es la temporada del terror y del Día de muertos. Me encanta el olor a cempasúchil e incienso.
El invierno es mi estación para cerrar el año, me gusta reflexionar en lo que pasó y en lo que vendrá. Es de ánimo casi taciturno, pero con la salvedad de que estoy emocionada por las fiestas decembrinas.
Total, que mi recomendación hoy es que te prepares tu bebida favorita, si puedes enciende una vela (yo soy la dragona de las velas), pongas una buena canción y pienses: si tuvieras que definir tu energía cíclica por tu comportamiento estacional de estos últimos, vamos a decir, cinco años. ¿A qué conclusiones llegas?
Quizá resulta que este otoño te toque crear mucho. O descubrir nuevas amistades. O no. Quizá sea una temporada para tomar chocolate mientras la lluvia repiquetea en la ventana. Sea como sea, deseo que este 2024 te esté yendo viento en popa.
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¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Telegram, Facebook, Twitter y LinkedIn.
Qué encantadora la narración <3
¡Tu newsletter fue una delicia! El cuento del clóset me sacó carcajadas. ¿Habías pensado en convertir a esos personajes en los protagonistas de un libro infantil? Seguro que sería un éxito entre los más pequeños. Coincido contigo en que el otoño es la estación perfecta para la creatividad. ¡A mí también me inspira muchísimo! Es un placer seguir tus escritos y escuchar tu voz tan singular. ¡Un abrazo enorme y High five! Nos leemos pronto.