Esto me dejó la enfermedad
Además de dolor de garganta y cuerpo, los padecimientos nos recuerdan que la vida no tiene garantías. Mensaje proveniente del inframundo.
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Hay un libro de la periodista sueca Ia Genberg que se llama Los detalles. Es una autoficción de una mujer postrada en cama con fiebre y que delira sobre su pasado. Se supone que la autora escribió el libro en ese estado febril y hoy la admiro más que nunca. Recomprobé que no puedo escribir enferma.
¿Nunca te ha pasado que sientes que tu cráneo le queda chico a tu cerebro? La semana pasada no podía trabajar, ni leer, ni ver series, ni jugar… ni pensar, pa’ acabar pronto.
No recuerdo cuándo fue la última vez que una padecimiento en serio se apoderara por completo de mí durante tanto tiempo (poco más de una semana).
Sentir que mi cabeza palpitaba con escalofríos. Una cosa de terror absoluto. ¡Muy ad hoc porque estamos en la spooky-season! Mi segunda temporada favorita en el año.
Para que no veas que todo en mi existencia es de terror, el menú de hoy incluye una recomendación💡 para recordar lo afortunados que somos por tener este planeta; una película 🍿 que no es de terror, pero lo parece ; un cuento 🖊️ sobre un sentido descompuesto y una reflexión 💭 acerca de lo que pasa cuando estamos enfermos.
¿Te puedes imaginar cuántas imágenes hay tomadas desde el espacio de nuestro planeta? Bueno, pues la NASA tiene para ti una maquinita con la que puedes escribir tu nombre en imágenes espaciales.
El mío incluye a Nueva Zelanda más tomas de Bolivia, Argentina, Sudáfrica, Estados Unidos, el Tíbet e Islandia.
Puedes descubrir tu nombre en imágenes en este enlace.
Hablando del cuerpo, si no has ido a ver La sustancia al cine, te has perdido de mucho.
La premisa es sencilla: una actriz famosa llega a la edad en la que es relegada por todo el mundo. Es triste ver cómo la despampanante Demi Moore tiene problemas de autoestima (si ella los tiene, qué podemos esperar las mortales). Harta de esta situación, la protagonista decide participar con una compañía llamada La sustancia para tener un nuevo yo más joven, más perfecto…
No voy a spoilear qué pasa. Sobre todo los dos primeros actos me impactaron y sigo rumiando lo que vi, esta obsesión insana que tenemos con el cuerpo. El tercer acto me pareció innecesario. Total que, además de que el filme es de esos para reflexionar, es shockeante, terrorífico y medio deprimente. Esto es body horror puro y no es para todo mundo.
La encuentras todavía en el cine.
Hipoestesia
Me llamo Lucía y la gente cree que lo que me pasa es una broma, creen que juego. Perder la audición o la visión es considerado normal dentro de lo anormal. Pero con lo que vivo, nadie se lo explica.
Cuando era niña la que sufría era mi mamá. Yo sólo sabía que me tocaba porque me aupaba, notaba que me elevaba del piso. Si no fuera por eso, no lo sabría.
Mi mamá, debido a ello, creía que yo era una niña indiferente, grosera. Y fui yo la que sugirió ver al doctor cuando una compañera decidió morderme la mano en la guardería y no noté nada. El doctor dio su veredicto: la niña no siente.
La gente cree que mi vida es triste, pero yo no sé lo que es sentir. No puedo extrañar lo que no conozco. Lo que sí me pesa es decepcionar a todo el mundo. Mi mamá murió creyendo que no me gustaban los abrazos. A mí me gustaba verla sonreír cuando lo hacía.
Cuando creí que estaba condenada, todo cambió. Un día vi a Nicolás caminando por el pasillo y me pasó algo inusual. Me encantaba su sonrisa. Fue extraño. Tuve ganas de… tocarlo. Aunque para mí hubiera dado igual. ¿Sabes? La esperanza está en el otro.
El día que me besó, por primera vez en la vida, sentí algo. No en los labios, sino dentro de mí.
El cuerpo es una dicotomía entre fragilidad y fortaleza. Hace una semana sentía que me moría. Y en sólo siete días, ¡siete días!, soy alguien distinta. Vamos, cambié de ser un homúnculo zombi a una persona.
No deseo que te enfermes, pero sí que pienses conmigo en cuántas veces das por hecho que tienes tu cuerpo a tu disposición. ¿Lo usas lo suficiente? ¿Lo cuidas? Confieso que yo no siempre.
No te preocupes, ya mi cuerpo se encargó de decirme: “¿Qué te crees que soy tu burla?” A veces doy por hecho que tengo buena salud y este episodio es un recordatorio de que no es una garantía estar en este planeta.
Estar enferma también es muy interesante por las personas que se preocupan demasiado por ti, que asfixian; las mejores, que sólo se preocupan por ti y saben dar la justa medida entre cuidado y distancia… Y los indiferentes que no parecen tan entrañables.
Si gozas de buena salud, como yo hoy, la vida te está esperando y es una oportunidad para alcanzar los sueños que reposan en el tintero.
P.D. Estoy experimentando con los divisores en forma de imágenes, dime si te gustan ;).
Un meme 👾
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¡Hasta el miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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Es el primer post tuyo en el que le doy a la voz en off y me ha encaantado, ¡locutas geniaaaal! ❤️
Voy a ir yendo para atrás para escuchar el resto.
Edit: que se me olvidó con la emoción de la locución guay, los separadores en imágenes para mí son un sí ✨
¡Me alegro de que te encuentres mejor, se te echaba de menos por acá!