Este mago te dice tus fortalezas
Los hobbits son criaturas sorprendentes, puedes aprender todas sus costumbres en un mes, y después de cien años, aún te sorprenden.
Esta es una de las grandes frases de El Señor de los Anillos y la dice el mago Gandalf. Con su inmensa sabiduría, la cita aplica no sólo para criaturas mágicas, sino para los seres humanos.
Por más que te conozcas, las nuevas circunstancias de la vida, los cambios, nos ponen ante situaciones en donde podemos reaccionar de maneras inesperadas.
En esta mitad de semana, en donde ya empieza a caer la tarde-noche, cabe la pregunta, ¿alguna vez has hecho algo que te sorprenda? Especialmente en este año que ha transformado a la humanidad entera. ¿No te ha maravillado lo que hemos sobrevivido? ¿Todo lo que has experimentado?
Esto lo saco a colación porque la semana pasada, gracias a este test de fortalezas que me mandó una buena amiga, me sorprendí a mí misma. Pero ya platicaré de ello. Vamos a lo de hoy.
*Una película 🎥*
Hoy es de estos días que me saben a nostalgia, a querer hacerme bolita, ponerme una cobija encima y tomar chocolate caliente. Dejar la pantalla y el trabajo un momento de lado. En ese mood en el que una no está triste sino melancólica, que ve al cielo y dice “Ay, qué bonitas las nubes”. Los seres humanos tenemos la habilidad de encontrar belleza en las cosas más simples. Y aunque hay bastantes discusiones alrededor de qué es la belleza exactamente, yo me acuerdo de Kant, que decía que el juicio estético es raro porque es un despropósito. Es decir: a ver, decir que algo es “bello”, cuando sale del alma, nada más porque sí, no aporta nada al mundo. Exclamar: “Ay, qué bonitas las nubes” no cambia nada. O eso pareciera, al menos. Quizá por eso la belleza encanta tanto, porque no es ni buena ni mala. Esta película, Youth, se trata de eso.
Quizá debí empezar porque el reparto de este filme es joya: Rachel Weisz, Michael Caine, Harvey Keitel y Jane Fonda están en él. La peli, dirigida por el italiano Paolo Sorrentino, trata sobre un grupo de personas enclaustradas, cada quien por una cuestión distinta, en un hotel en Suiza. Michael Caine, el actor principal, es un director de orquesta retirado al que la reina de Inglaterra quiere convencer de hacer una última presentación por el cumpleaños de su marido; por alguna razón, el director está empecinado en no participar.
Así empieza una colección de estampas de personajes que están retirados en un hotel en las montañas, cada uno buscando algo en la vida: un monje, un guionista, hasta Maradona anda de huésped. Sus cruces hacen pensar en lo hermosa que es la vida con las cosas más sencillas. En la película todo está cuidado para comunicar esto: desde la cinematografía hasta el soundtrack, que es chulísimo. ¿Y sabes? Queda claro que la belleza salva a la humanidad.
*Un videojuego 🎮*
Supongo que has oído esa frase que dice “Cuidado con lo que deseas… porque se te puede hacer realidad”. Esa es la base de la historia de este divertidísimo juego. Imagínate que encuentras que una cueva mágica puede cumplir tus deseos más profundos si te atreves a internarte en ella. Así empiezan las hilarantes historias de siete personajes. Para jugar, debes elegir tres. Sin embargo, hay una octava voz importante en esto: La Cueva.
No sé si te lo he comentado, pero gusto de la comedia y el buen humor. The Cave es un videojuego cargado de cuestiones cómicas, ironía y sarcasmo. El hecho de que La Cueva comente todas tus decisiones le da un narrador que hace la aventura ligera y que funciona para soltar moralejas fuera de contexto. Las situaciones disparatadas de cada uno de los personajes (una científica, un caballero medieval, un par de gemelos raros, entre otros) hacen que cada nivel valga la pena.
La casa productora del juego, Double Fine, ya tiene lanzamientos que van en esta línea (si eres fan del Heavy Metal y sus derivados y no has jugado Brütal Legend te estás perdiendo de Jack Black hablando con Ozzy Osbourne, ¿qué esperas?).
The Cave es un videojuego de aventura con ciertos elementos de puzzle. Originalmente fue lanzado para PS3, Xbox 360 y Wii U. Hoy lo encuentras en Steam.
*Una minificción🖋️*
Foto de Ines Álvarez Fdez
El olor era el del petróleo que se quemaba; invadió no sólo mi nariz, infestó mis pulmones y hasta mis manos. Respiraba a medias. El aire dejó de serlo, mi tráquea estaba bloqueada. Abrí los ojos de par en par, aún acostada, vi la pared negra. El piso era ónix acuoso. Llevé mis pies hasta ahí, para escapar; porque intuía que el cuarto donde había despertado se quemaba. Me tambaleé, la estructura se bamboleaba de lado a lado y levantar los pies fue como tratar de alzar el peso de mis miedos; mis plantas se pegaban en la materia pegajosa que había en el suelo. Cada paso era una odisea y cada odisea acababa con un chasquido.
Salí, y vi la extensión del negro más allá de mi camarote. Estaba en el mar. Pero seguía oliendo a plástico quemado. A mi derecha, las llamas se acercaban lentamente, cual espectros, fuegos fatuos hambrientos de mis alegrías... O de mi memoria, porque mi mayor angustia fue saber que no recordaba quién me había llevado hasta allí. ¿Con quién me había embarcado en ese trasatlántico? Estaba vacío, pero a lo lejos, más allá del crepitar del fuego, que reclamaba mi nombre entre destellos, escuché los gritos de quienes no podía recordar. Eran almas en pena que, peturbadas, rogaban por mi ayuda. Me costaba tanto dar pasos. No sabía qué era más frustrante: si mis pies llenos de lodo químico o los rugidos de quienes no tenían nombre, pero sí voz; esos que sí tenían un lugar en mi alma, pero no en mi mente. Me asfixiaba el humo y sentí cómo las motas de fuego se encaramaban en mis hombros, como si fueran las pequeñas punzadas de todo lo que hice mal en mi historia. Sabía que me merecía una muerte lenta y ardiente, pero mi memoria no alcanzaba a desentrañar por qué.
Desquiciada, avancé tratando de alcanzar la proa. Mi lógica me llevaba a pensar que sería lo último en hundirse. Pero detrás de mí, los dedos de fuego me rasgaban la espalda, me clavaban sus uñas y mis pies eran inútiles. Estaba asustada, esa era la verdad. Sentí el terror de la muerte en el aroma del fuego, en la lentitud de mis piernas, en lo desbordado de mi mente.
Tomé una decisión sin cavilar nada: saltar. Me encaramé en el barandal y me lancé al agua, perseguida por el fuego, obcecado. El mar embravecido me tomó. Me odié, porque no calculé el poder de la tormenta. Moriría no ahogada entre las llamas, sino entre el cobalto del mar. Me abracé para esperar el dolor.
No llegó.
Tomé una bocanada de agua. Y luego otra. Miré las palmas de mis manos y sus líneas me susurraron las palabras buenas de los que antes rugían en cubierta. Me llevé los dedos a la orejas y escuché la bondad del mundo, del universo entero, del océano. Vi los ojos negros de una criatura desconocida y no me asusté: larga, afilada, de colmillos incontables; me dio paz. Nadé, todo era color azul rey y anaranjado, por el fuego que el cielo lloraba; eran los tonos de las nubes del cosmos. ¿Qué hora era? No importaba. Yo era la sirena del amanecer y la náyade del crepúsculo. En realidad, sólo sabía que era el oscurecer de mi existencia. Y, sin embargo, recordé todos los besos que me dieron, todas las sonrisas que me atravesaron, todas las risas que disfruté durante centurias porque, durante tres segundos, fui eterna.
Respiré agua, cerré los ojos, e invadió mi ser. Respiré agua, yo ya no era turbia, era cristalina. Respiré agua y miré por encima de mi cabeza.
Arriba, la vida se diluyó, entre el rojo… y el azul.
*Una reflexión 💭*
¿Será que sí?
Vuelvo con el fabuloso test, que es casi un mago. En primer lugar, mi fortaleza resultó ser “Esperanza”. Me dio algo de gracia porque, aunque reparo poco en ello, es cierto que suelo tener optimismo por el futuro y espero lo mejor de las cosas y las personas siempre —hasta cuando el mundo entra en pandemia—. Tal vez esta esperanza que siento por la vida me impulsa a pensar en las segundas oportunidades y los cambios para bien.
Las otras tres fortalezas que tengo debajo, según estos cuates, tienen que ver con sabiduría. Soy curiosa, tengo un criterio amplio y perspectiva, por lo que doy buenos consejos. Aquí habría que preguntarles a mis amigos si de verdad esto es así.
Ja, claro, me dirás: “Por favor, tú sólo estás presumiendo las cosas cool”. Y creo que lo bonito del test es que no habla como tal de debilidades, ni siquiera de “áreas de oportunidad”, sino de fortalezas que podría desarrollar. Tal vez nada más es un gran eufemismo pero, hablando de optimismo, me parece que se trata de una manera de ver las cosas desde el lado agradable.
Pero sin maquillaje, según esto mis fortalezas “menores” son ser poco amable y poco cercana con los que me rodean. Disculpa si esto te ha pasado a traer con mis cartas. Otra buena razón para escribir; así, siempre me siento cercana.
Total, no importa si hoy estás igual que yo y sólo quisieras hacerte bolita y tomar chocolate caliente, sé que tienes tus propias fortalezas y cabe la posibilidad de que aún puedas autosorprenderte, porque todos tenemos un poco de hobbit. Si tienes ganas de responder esta carta, cuéntame si el test te sorprende.
P.D
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¡Hasta el próximo miércoles!
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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