Desperté convertida en un monstruoso...
🎶 Que llueva, que llueva La vieja está en la cueva 🎶
¿Qué piensas en la temporada lluviosa?
Hay personas que piensan en ella como un buen momento para relajarse: chocolate caliente o un té y una película (por cierto que mis hábitos alimenticios se estropearon más o menos el mismo día que me enteré que Cinépolis te envía palomitas de mantequilla a la puerta de tu casa).
A otras personas, la lluvia las pone triste, lo cual tiene sentido porque sin sol, los niveles de vitamina D bajan y nos da por ponernos chípiles. Eso me pasó en la temporada decembrina fuera del país. Uno no sabe lo mucho que aprecia la luz hasta que la pierde.
La lluvia me saca el lado filósofo y me da por pensar en todo lo absurdo que existe en esta vida. Y para hablar sobre absurdos, que no necesariamente es algo malo, vamos con lo de hoy.
*Un videojuego 🎮*
Antes de la pandemia, ¿llegaste a ir a un Escape Room? Yo he ido dos veces en la existencia y me divertí a mares. Se trata de locales en donde te meten a un cuarto y tienes que resolver pistas para salir de él. Es jugar al detective en la vida real.
En este mar de cosas absurdas y secretos, traigo un bonito videojuego para dispositivos móviles. En realidad, esto es lo menos absurdo de hoy. De hecho, necesitas de un montón de pensamiento lógico. Nuestra historia empieza en un cuarto con una caja en medio. Para poder avanzar en la historia necesitas mover distintos elementos de la caja para que se abra y, así, obtener una llave y pasar al siguiente cuarto. Conforme los niveles se desarrollan, descubrimos que somos un personaje en búsqueda del quinto elemento. Y no estoy hablando del amor, a la Bruce Willis y Milla Jovovich, sino de la nada.
Advierto que aunque el póster de este juego podría parecer casi de terror, las actividades que te piden realizar son bastante relajantes. De pronto, te sientes como un detective tratando de desentrañar un misterio de lo más importante… pero que, al menos en un primer momento, no tiene mucho sentido.
Este juego lo puedes encontrar para iOS, Android y Steam.
*Un libro 📖*
Si vives en México estoy segura de que has oído decir que, el nuestro, es un país kafkiano. Pero si no has leído a Kafka, la definición de este término queda de lo más clara en el libro de hoy.
La obra kafkiana que traigo hoy es una novela corta escrita por el señor austrohúngaro y que fue publicada póstumamente: El proceso (no confundir con El juicio).
La historia empieza con Josef K., que un día recibe una visita porque se encuentra en un proceso judicial ¿Cuál es el crimen de Josef K.? Quién sabe. Tampoco se sabe bien a bien quién lo acusa. Mientras avanza la trama descubrimos que Josef tiene que acudir a varias dependencias para que continúe su proceso, que es una maraña de burocracia. Para aderezar el absurdo, todos los personajes que quieren ayudarlo se quedan cortos.
Si la historia te suena familiar, será porque Latinoamérica es una región sumamente kafkiana donde estas cosas son de lo más comunes. Es un librito corto, así que es bueno para leer en estos días lluviosos.
*Un video 🎞️*
Cuando era niña, solía preguntarme por qué la música clásica un día se terminó. Me gustaba mucho, pero pensaba en los grandes compositores como seres muertos que pertenecían a otra era.
Eso era lo que yo creía: que un día, sencillamente, la música clásica se nos había acabado. Nada podía ser más falso. La muestra está, por ejemplo, en Wim Mertens, un compositor y pianista belga que cuenta con otra gran rareza: también es contratenor. Es decir, su rango vocal es singularmente agudo para ser hombre. A veces la usa en sus composiciones, pero no demasiado, lo cual me cae bien.
Para este miércoles en que necesito estar de productiva, les recomiendo "Wegzuwünschen", les dejo el video porque la versión en vivo de esta canción se me hace mucho más linda que la de estudio. Excelente si necesitas inspiración
*Una minificción🖋️*
...Desperté convertido en una monstruosa rata.
Yo ahora era enorme y negra. Al principio, como cualquiera, me dio una especie de ataque de pánico. No podía hablar y sólo emitía chillidos que molestaban mis diminutas orejas. Guardé silencio y me vi las patitas. Sí que era fea. Sabía que estaba en la red del metro. Así que sólo tuve que encontrar un charquito (no sabía si era agua u orina) y me vi en el reflejo. Sí, sí era fea.
Durante las primeras semanas, como es lógico, traté de volver a mi forma humana. Pero pedir ayuda era imposible. Persona que no salía huyendo, persona que trataba de acabar con mi vida.
¿Qué hacen las ratas en la vida?
Lo descubrí al paso de los meses. Hice amigos. Me acepté con mi nueva forma y... Bueno, las cosas no son tan malas aquí abajo.
El metro es más divertido cuando vives con la adrenalina de no ser apachurrado.
¡Encontré el amor y sólo el año pasado tuve 105 pequeños!
Incluso encontré una vieja máquina de escribir en la basura y ahora la uso para redactar estos renglones. Podría tratar de mandar una carta a un brujo para que me ayudara a volver a ser humano. Pero, ¿para qué?
Soy el alfa, tengo a mi propio hijo a la Ratatouille (le puse Remy, claro —qué difícil es inventarse 105 nombres y acordarse de todos, eh), así que basura: no como.
Soy la leyenda más entretenida de la Ciudad de México. ¿Quién no quisiera pasar a la historia? Yo acá me quedo. Mis pequeños te envían saludos. Si vives en la capital mexicana, quizá un día te topes con uno de ellos. Por favor, no te asustes. Son buenos cachorros.
*Una reflexión 💭*
Para hablar del absurdo, es casi imposible no hablar del siglo pasado. Hace unos días, el 3 de julio, se conmemoró el nacimiento del señor Kafka, nacido en 1883. El siglo XX es uno de mis favoritos en cuanto a corrientes artísticas se refiere y las que aparecieron entre finales del siglo XIX y mitad del XX son un reflejo clarísimo de lo que la humanidad vivía. El absurdo se volvió trending-topic el siglo pasado cuando nos dio por empezar un par de guerras mundiales. ¿Qué sentido tenía la vida misma cuando miles de personas morían en los frentes de batalla?
Hoy un bichito invisible nos acecha y aunque nos gusta pensar que vemos la luz al final del túnel, no lo sabemos del todo.
Si algo podemos sacarle al absurdo y al existencialismo es que sólo tenemos una oportunidad de vivir. Cada quien es libre de encontrarle sentido a estar en el planeta Tierra, pero al final somos producto de las decisiones que tomamos en nuestro presente. Este absurdo de la pandemia, de las muertes que han ocurrido, de la sobreinformación, que nos sirva para pensar: ¿estoy viviendo lo que quiero vivir? ¿Puedo cambiarlo?
Espero que sus respuestas sean positivas y que la lluvia, luego de darle un poco a la reflexión, nos haga despertar convertidos en mejores personas y nos lleve a estar más aquí, en el presente petricoroso.
P.D
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¡Hasta el próximo miércoles!
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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