De lengua, me da dos
Si ves un monte de espumas, es mi verso lo que ves: Mi verso es un monte, y es un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal que por el puño echa flor: Mi verso es un surtidor que da un agua de coral.
Un señor de apellido Martí
A veces, como juego, pienso en las posibilidades hórridas que tiene la vida. O sea: ¿nunca te has preguntado qué sentido preferirías perder?
En este afán, yo llego siempre a la misma conclusión: lo peor que me podría pasar es perder las palabras. Es algo que se antoja difícil, porque aunque perdiera la vista o el oído, me seguirían quedando de alguna u otra forma. Claro, sin vista sería más difícil escribir y sin oído jamás podría oír música de nuevo. Toco madera y sencillamente le digo a la vida, a dios, al universo, al quién-sabe-qué que hay afuera: gracias, porque todavía puedo escribir y pronunciar gracias.
Las palabras son muy poderosas. Ludwig Wittgenstein (sí, sí es de mis filósofos favoritos) decía que las palabras tienen la facultad de cambiar la realidad. Suena a exageración pero hay declaraciones que lo hacen. Un "Sí, acepto", puede cambiar la vida de una pareja. No sé si a ti te pase, pero ¿no te parece que cuando dices por primera vez "Te amo" a alguien transformas tu entorno? La vida se torna de colores entonces.
La palabra no sólo es importante en la vida en pareja. Hora tras hora decimos y escribimos frases que van haciendo de nuestra vida algo distinto: en el trabajo, con nuestra familia, amigos y, a veces, hasta con nuestras mascotas. Por eso hoy traigo una oda a las palabras, sobre todo, para el entendimiento que nos dan y en la belleza que algunas hacen florecer.
*Un libro 📖*
Perrita Country - Sara Mesa
En los últimos tiempos he leído libros que me parece que caen en lo pretencioso. Yo creo que es complicado hacer una novela que tenga más forma que fondo y salga bien. Como ejercicio tras la decepción literaria —porque confirmo que eso existe—, me puse a pensar en libros que fueran una cosa bella, pero no necesariamente estuvieran sostenidos por la trama.
Así es como pensé en Perrita Country, un pequeño volumen escrito por Sara Mesa e ilustrado por Pablo Amargo. La historia no tiene nada de extraordinario: es una mujer que vive con su gato, adopta una perrita también y se muda a una nueva casa. Tan-tán.
Sin embargo, está tan bien escrito que toca fibras muy sensibles (especialmente si tienes mascotas o te encanta la naturaleza).
Una de las citas que sí copié, por ejemplo, fue esta: “Debe haber un conocimiento que no tiene relación con los hechos, una comunicación hecha de otra materia o, mejor dicho, hecha sin materia, escurridiza y voluble: el hilo que se tiende entre sus ojos y los míos cuando olvido la pretensión de entenderla y simplemente la miro, nos miramos”.
Perrita Country es un ensayo sobre la soledad, los espacios que habitamos y los seres vivos que nos rodean. Algo que resuena en tiempos en los que estamos sobreviviendo una pandemia y redescubrimos el significado de hogar.
Puedes adquirirlo aquí o acá.
*Un producto 🔮*
Fotografía de Aaron Burden
A veces nos da por escribir sin pensar en qué tan entendibles son nuestros textos, en qué tan legibles son.
Descubrí esta herramienta hace unas semanas gracias a mi jefa y es una verdadera chulada. Existen distintas escalas de legibilidad que se pueden usar. Esta página web las retoma para puntuar el texto que incluyas (puede ser un texto plano o un documento) y te arroja la dificultad de tus párrafos. Entre más fácil, será más sencillo leerte.
El ejercicio hecho con el párrafo de arriba
¿Cómo hacer textos más fáciles de leer? Disminuyendo palabras complicadas, haciendo párrafos cortos y hablando en voz activa. Si no sabes por dónde empezar a escribir, vete a lo más simple: escoge un sujeto, ponle un verbo simple y añade algo. Como: tú lees esta carta en miércoles.
Puedes medir la legibilidad de tus textos aquí.
*Una recomendación 💡*
Te voy a contar una estupidez. Dice el grupo español Vetusta Morla que todos necesitamos un villano honrado en quien creer. Y también, desde hace algunos años, ha surgido el fenómeno de tener un némesis virtual.
Confieso que hay cierto ser en Twitter que me parece despreciable pero cuyo nombre de usuario no daré porque tiene 79.7 mil seguidores y puede que estés entre ellos. De hecho, seguramente lo estás porque la idea de tener un némesis digital es que se vuelva un rival que te impulsa a superarte. Yo admiraba a esta persona en mi pasado, por sus proyectos y sus grandes ideas en texto… y el día en que me topé con este alguien en la vida real me rompió el corazón. Yo tenía 17 años. Y desde entonces le di “unfollow”.
Por supuesto, este alguien no tiene la más remota idea de quién soy.
Pero es bonito tener un villano honrado e ignorante de mi existencia.
¿Por qué te estoy contando esto? Porque la recomendación que tengo la conocí gracias a mi némesis; después de todo, ser su fan durante tanto tiempo (unos cinco años, más o menos) me dejó cosas y personas mejores. Gracias a esa despreciable criatura un día le escribí, a mis 13, al señor Carlos Bautista.
Carlos Batista aka "Carlos a secas" también tiene fuertes opiniones sobre mi némesis (es que las grandes mentes pensamos parecido). Pero lo que importa acá es que ha hecho mil cosas a lo largo de su vida y es un excelente editor. Desde hace algún tiempo organiza talleres para textos, lo que él denomina un gimnasio de letras, así que si tienes alguno que tallerear en compañía de gente que sí sabe de lo que habla, recurrir a él es una excelente idea.
Te dejo un tuit para guiarte y que le escribas a su cuenta. Carlos es súper accesible y te aseguro que no te arrepentirás de ponerte en contacto.
*Una rolita 🎵*
Fotografía de Etienne Boulanger
Hay palabras que suenan mejor cuando tienen una buena melodía detrás. Hace unos años estuvo nominada al Oscar la película If Beale Street Could Talk, basada en la novela homónima de James Baldwin. Es un gran drama dirigido por Barry Jenkins, quien un año antes ganó el Oscar con Moonlight y su banda sonora es hermosa.
Bueno, la cosa es que una de las melodías de la película fue aprovechada por Twilight Prince, quien hace poesía musicalizada. Retomó "Agapé" del soundtrack compuesto por de Nicholas Britell y le puso un poema maravilloso a la pista: “City Girl Poem”, o el poema de la chica citadina. Los versos son duros, tiernos y descriptivos de lo que significa ser mujer en una ciudad.
Es imperdible y lo puedes escuchar acá.
*Una película 🎥*
Hace mucho tiempo me recomendaron este filme y quería verlo antes de mandar este especial. Superó mis expectativas. Se llama Words and Pictures (Palabras e imágenes) y actúan Juliette Binoche y Clive Owen.
La verdad es que no soy precisamente la que se apunta primero para ver películas románticas, pero esta creo que no cae en lo cursi. Aborda la vida de dos profesores de preparatoria, uno da clases de Literatura y la otra da clases de Pintura. Ambos son artistas venidos a menos por circunstancias muy distintas. Pero recuperan fe en la vida y en el arte el día en que empiezan una guerra por ver qué vale más: las palabras o las imágenes.
Hay varias lecturas posibles para el filme. Desde lo que significa la vida de un artista hasta el poder que tienen las palabras y las imágenes. No quiero spoilear la peli, pero la música también tiene una aparición trascendental como mediador entre ambos lenguajes. Además, tiene una carga de humor sarcástico excepcional.
La puedes rentar aquí.
*Un videojuego 🎮*
Wayfinder
Me gusta mucho el modernismo, tanto en poesía como en arquitectura. Esta corriente tiende a acercarse mucho a la naturaleza y este videojuego de eso se trata. Wayfinder está desarrollado por el National Film Board de Canadá y es una cosa sencilla y contemplativa, en la que hay que recoger pedacitos de poesía para descubrir el entorno.
Es una obra muy simple, pero muy linda, en la que no necesitas instalar nada, sólo mover tu cursor. Lo puedes jugar directamente en su sitio web, aquí. Perfecto si te quieres relajar por la tarde.
*Un texto 🖋️*
Fotografía de Marc Olivier Jodoin
A veces me gustaría encontrar la belleza. Y no hablo del encanto de las ninfas o de explicaciones de las más sesudas disciplinas. Me refiero a la esencia que corre tras la brisa marina o los latidos en llamas de mis heroínas. Pero cada vez que la miro, desaparece. Sé que vive ahí, en mis días cuando oscurece y mis amigos brindan y ríen hasta que esclarece. Sé que vive en los ojos que ya no se abren y en un felino cuyo ronroneo me adormece. Quizá el tema es no buscarla y hacer como que he de olvidarla. Porque al final, siempre me besa cuando entrecierro los ojos, cuando logro, con mis palabras, sonrojos y cuando ya nada es doloroso. Tal vez, pues, la belleza es eso que sucede cuando mandas cartas por debajo de la puerta, cuando dejas la vida abierta y cuando te ves en el espejo, boquiabierta.
*Una reflexión 💭*
Yo vivo convencida de que todos nacemos con la habilidad para hablar un lenguaje particular. Hay gente que es buena hablando con los ojos, hay gente que pinta, hay otros más que componen música. Yo veo los textos como mensajes hechos de signos que hay que desentrañar.
Las palabras, pues, son un acertijo entre espacios. Si cuando alguien habla cambia el mundo, ¿acaso no son las palabras lo más cercano que tenemos a la magia? Yo sí que lo creo, porque más allá de conjuros harrypotescos, son nuestros vocablos los que tejen las decisiones de nuestra vida. Sí, es cierto que sin acciones y puras palabras nada se hace, pero también recordemos que hay frases que son acciones en sí mismas. Cuidado la próxima vez que le des "sí a todo".
Este primero de junio llegamos a la mitad de 2022 y, con eso en mente, te pregunto, ¿qué dirás a partir de hoy para transformar lo que te rodea, cual aprendiz de brujo?
P.D
Como Facebook prometió desde sus buenos tiempos, este newsletter SIEMPRE será gratis. Pero el trabajo creativo no deja de ser trabajo. Así que te dejo este link por si quieres invitarme un cafecito, con la promesa de un día tomárnoslo en la misma mesa, y animarme a seguir con este proyecto y extenderlo a otros lares.
¡Hasta dentro de dos miércoles!
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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