Ave Satana! 😈
Borges decía que el mejor personaje de la literatura fantástica era Dios... Estaba equivocado. El mejor es, sin duda, Satanás.
Llevo ya más de un mes leyendo un libro de 666 páginas. No, el número no es casualidad. Y he ido lento porque hace mucho que no disfrutaba así de un volumen. Es uno de esos libros que hay que leer con lápiz y papel cerca por la cantidad de ideas y citas que se pueden sacar de ahí.
A propósito de esto, te recomiendo que te sientes bien (o acuestes bien, si estás leyendo esto en la cama), de preferencia con alguna bebida alcohólica (aunque sé que quizá esto te llegue demasiado temprano, siempre podemos seguir el ejemplo de Winston Churchill, que se bajaba el desayuno a tragos de whiskey), porque tengo un montón de cosas que chismearte.
La primera no se la suelo decir a todo mundo, pero ya va siendo hora de salir del clóset del inframundo: El tema del diablo me vuelve completamente loca. En general me gusta andar leyendo y viendo cosas sobre religiones, desde las grandes monoteístas hasta los cultos no tan populares.
La cosa es que el diablo, o los demonios, o los villanos mitológicos, son de mis personajes favoritos, Satán el rey de reyes: ¿Por qué? Porque es la personificación de la rebeldía, es el antagonista de la historia y, también, es una criatura que está cerca de nosotros, casi que nos acecha. Como dice el libro que estuve leyendo en su introducción:
“Es natural pensar que la caída de un solo cabello humano le importará más al diablo que a Dios, porque el diablo está más cerca de nosotros y sabe lo que es sentir la desdicha”.
Así que empecemos con este infernal especial, que deberás tomar con pinzas, sobre todo si profesas alguna religión, desde la entrada literaria:
*Un libro 📖*
Sólo una de mis editoriales favoritas pudo haber creado la fabulosa cosa que llegó a mis manos hace más de un mes. Blackie Books es una editorial que se caracteriza por publicar un montón de libros satíricos, de temática extraña y con autores que, sin temor a equivocarme y lo digo con el mayor respeto posible, les falta un tornillo.
El gran libro de Satán es la inspiración para este especial. Este mamotreto de 666 páginas contiene cuentos, frases, poemas y ensayos, todos sobre de ese personaje que nos atemoriza y amamos a la vez: el Diablo.
La labor del editor, Jorge de Cascante, se ve que tiene a partes iguales diversión y esfuerzo. No sé cuál fue el método que siguió, pero consiguió un montón de textos, algunos de primera edición, alrededor del tema de Satanás. Hay unos sumamente divertidos, otros extremadamente poéticos, pero todos condenadamente buenos.
¿Da miedo leerlo? Me parece que no, durante todo abril fue mi lectura para antes de dormir (también es un hecho que las películas de terror que me he zampado en la vida me hacen casi inmune). Su intención no es atemorizarnos, sino exponer un crisol de las visiones que se han tenido acerca de qué significa el diablo, desde la literatura.
Todas las ilustraciones son de Alex Reverdin y complementan la edición de manera inigualable.
Hay cientos de autores y ninguno se repite: Obvio tenemos a gente experta en la materia como Dante Alighieri, Ambrose Bierce, Anton LeVey o Goethe; pero también hay gente fresca como Jazmina Barrera (Punto de Cruz), Sara Mesa; viejos conocidos de la fantasía como Neil Gaiman o Ray Bradbury y algunos descubrimientos de mi lado como Verónica Pazos (que tiene un excelente y brujérico cuento).
Hay que pedirlo desde España, eso sí. Lo pueden conseguir aquí.
*Un documental 🎥*
En las sociedades modernas hay una línea que separa el Estado de las instituciones religiosas. Pero siendo Estados Unidos como es, hay ciertas efigies cristianas en centros cívicos. Entonces, si hay una enorme figura de las tablas de los 10 mandamientos en el patio trasero de un capitolio... ¿qué impide que haya una figura de Baphomet (la representación más famosa del Maligno) rodeado de niños en el mismo patio?
Bueno, pues hay un grupo cada vez más fuerte a nivel mundial que eso exige.
Tengo que partir de una cosa importante: Los satanistas en la actualidad, prácticamente desde el siglo pasado, no adoran a Satanás. Así como lo lees. De hecho, la mayoría de los satanistas son librepensadores y, casi todos, ateos.
La Iglesia de Satán fue fundada por Anton Szandor LaVey en 1966, (si tienen oportunidad de oír alguna de sus charlas, hay una en este documental que recomendaré, es casi como escuchar un standupero con ganas de molestar cristianos). Los principios de dicha agrupación se basan en el ateísmo y toman la figura de Satanás como un pretexto para ser antisistémicos. Sus "misas negras" tienen más ganas de crear subversión que de adorar alguna deidad extraña.
La cosa es que, en la actualidad, uno de los movimientos satanistas más populares es “El Templo de Satán”, una iglesia estadounidense de reciente creación que venera la figura de Satanás como oposición al sistema, incluso político.
De eso se trata el documental Hail Satan?. De cómo El Templo de Satán anda ganando seguidores, ya no sólo como una asociación de pensamiento, sino política. Resulta hasta divertido porque sus integrantes, te podrás dar cuenta, son parias de la sociedad. Es gente proveniente de minorías, que juega Calabozos y Dragones y que ha encontrado en esta Iglesia un pretexto para formar comunidad.
Y para sorpresa de los cristianos: no son precisamente partidarios de Donald Trump. El documental lo puedes rentar aquí.
*Una recomendación 💡*
No podemos entender a Satanás sin Dios. ¿Qué será lo que pasa allá arriba y allá abajo mientras nosotros no vemos? ¿De qué hablan Jesús, Dios y el diablo?
Bueno, Adventures of God, Las aventuras de Dios en español, es un cómic que relata justo eso. Creado por Matteo Ferrazzi (claro que necesitamos un italiano para blasfemar con estilo) y Corey Jay, cuentan todo lo que sucede en el mundo metafísico. Porque, por amor de Cristo, ¿acaso no imaginamos que esos seres supernaturales se aburren de vez en cuando?
No voy a decir nada más. Dejaré la primera tira que dedicaron a Lucy. También conocido como el Príncipe de los infiernos. Puedes leerla en español acá.
*Un producto 🔮*
Hagamos un ejercicio. Piensa, de todas las criaturas mágicas que existen por ahí, ¿cuál se te ocurre que en verdad merece el infierno? Tal vez imagines una mantícora: cuerpo de león, cola de escorpión, cabeza humana. Un adefesio de la naturaleza. Tal vez me digas que el dragón, uno de los recursos más usados en la Biblia y la tradición cristiana para describir a nuestro amigo con cuernos de cabra.
Pero, ¡por Dios! ¿Cuál es el pecado de Satanás? ¿Cuál es el círculo más profundo del infierno de Dante?
Pues aquel donde todos los soberbios arden.
¿Criaturas fantásticas soberbias? Vam-pi-ros. Los vampiros pretenden ser inmortales, se saltan las normas divinas y naturales que indican que todos hemos de fallecer.
Bueno, a propósito de estos seres que tuvimos a bien inventarnos, hay una iniciativa que apenas descubrí en modo de newsletter y me encantó. Drácula, la gran novela de Bram Stoker (y una de las obras que ocupan mi top 5 literario), se desarrolla de mayo a noviembre. Uno de sus aciertos es usar formatos como el diario, las cartas o la nota periodística para relatar los hechos. Convenientemente, formatos con fecha.
Pues este proyecto está para que te llegue la parte correspondiente a la novela en el día indicado. Es una gran manera de leer (o releer) Drácula, en su idioma original, de acuerdo con el tiempo en el que ocurre. ¡Y como empezó el 3 de mayo estás a tiempo de ponerte al corriente con 6 entradas!
Te dejo el link para suscribirte acá y, si quieres ver el archivo para no perder el hilo, puedes verlo aquí.
*Una playlist 🎵*
Ilustración que aparece en En la vie exécrable de Guillemette Babin, de M. Garçon
—Ay, Jenny, es que un día de verdad se te va a aparecer algo. — Mi madre, preocupada por mi integridad espiritual con mi música rara.
Este año llego al tercer piso y no he tenido ningún encuentro con Belcebú, pese a las creencias de mi mamá, Dios la tenga en su santa gloria.
Mi mamá me decía esto cuando el Heavy Metal que salía de mi cuarto se acercaba al Black ambient o cuando había señoras cantando en idiomas extraños. Curioso es que algunos grupos que ella consideraba impíos podían parecerle sumamente atractivos en otra canción menos macabra.
En honor de las amenazas de mi mamá, hice una lista. Empieza con sus satánicas majestades (los dones Rolling Stones), pero seguidito está Rotting Christ, con una chulada de rola que tiene por título la fórmula con la que debe iniciar una misa negra.
Les prometo muchas cosas paganas y algunos grupos de la primera ola de Black Metal noruego, esos que sí quemaban iglesias cristianas y aventaban animalitos muertos en conciertos.
De hecho, la lista la cierro con una de las pocas canciones que procuro, jamás, oír de noche.
Porque, pese a lo que pensara mi madre, sí que tengo mis límites.
¿Te atreves?: Pásale.
*Un videojuego 🎮*
Si tengo que pensar en videojuegos infernales, el primero seguro sería Dante’s Inferno (que ya recomendé en esta carta), pero muy cerca de él estaría Devil May Cry, una súper saga de videojuegos, que relata las peripecias de un cazador de demonios, Dante, que ha de enfrentarse al demonio Mundus.
Es un videojuego de acción, así que no hay manera de aburrirse. La idea es recorrer los mapas cazando demonios y enterándote de tu verdadero pasado. No quiero contar mucho, porque además es una saga súper conocida.
Si quieres jugarla o revivirla, dejo la colección completa en Steam aquí. Pero puedes buscarlo en la tienda de distintas consolas.
*Una minificción 🖋️*
Una de las fabulosas ilustraciones de Alexander Reverdin
Hoy, para variarle, puedes escuchar este texto aquí.
Creí haber visto el blanco fantasma que tengo en la nuca desde mi (nunca) tierna infancia, detrás de mí, por el espejo de marco plateado, ese al que lo recorre una serpiente; ouroboros tragándose mi rostro. Creí haber visto su huesuda y azul mano palpándome, dejando un inhumano rastro, como si cien mil patas heladas me arrancaran lo que soy, o me clavaran lo que intento no ser. Volteé y no había nada. Pero de verdad nada, como si mis ojos hubieran aprendido a tragarse la luz. Ahí, en medio de la pared multicolor; o mejor dicho, en la pared sin color, volví a mi cuarto en el segundo piso de la mansión. Creí haber visto que la guerra entre todos los mundos se desataba por la ventana, pero sólo había calma absoluta, en el jardín donde Baal tuvo sexo con mi madre, en el jardín donde el negro crece entre los árboles y el verde sólo florece en la ponzoña de la herrumbre. Creí haber visto que la muerte se convertía en la mujer que quise ser y que sabía andar por encima del agua, sí. Caminaba sobre el agua, sobre mi vaso de agua y luego sacaba una daga y era la daga con la que maté a mi hermano y él nunca vio la luz y la clavaba en su corazón y el agua ya no era agua y era sangre y la muerte bebía de ella y se sumergía y se quería suicidar y era la muerte de las muertes y era el negro sobre el rojo y el negro sobre el negro y aparecía del otro lado de la casa. Creí haber visto una chimenea humeante, pero sólo vi la ventura quemándose, derritiéndose ante las llamas. Creí haber visto que eran rojas, pero el fuego era azul, justo como la descarnada mano de quien me persigue desde siempre, cuando cierro los ojos y trato de encontrarme con el susurro de las cosas buenas que perdí. Creí haber visto la lluvia sobre el domo, esparciendo alivio; pero sólo era la tormenta que se coló por el techo y me empapó de lodo, de blancos gusanos y de pesadillas. Creí haber visto que la puerta se abría, pero en realidad nunca se abrió, él siempre estuvo ahí, parado. Parado. Mirándome, enredando su huesuda y muerta mano alrededor de mi cuello, del de mi madre y de la madre de mi madre. Sus ojos eran cuencas podridas que no tenían pupilas, ni iris, ni nada; eran blancos, como los gusanos que se me colaban por las orejas, por la nariz. Su sonrisa era extensa, tan extensa como todos los sueños de los que nunca pude salir, y sus dientes eran afilados, largos, grises, del color de los pantanos que me rodeaban y que me condenaban a verlo por centurias. Me condenaban a estar ahí, enfrente del vacío.
Creí haber visto el mal enroscándose en mis entrañas.
Pero no. Sólo era tu nombre.
Escrito con sangre. En la arena, negra.
*Una reflexión 💭*
Otra de Reverdin
Entre todas mis obsesiones extrañas, las religiones están en ellas y los demonios son mis antagonistas favoritos. De cierta manera y, sin afán de faltarle al respeto a mi sangre poblana (porque en mi terruño se es católico o no se es), admiro a Satanás.
A ver, antes de que te adelantes aseverando que soy satanista o algo por el estilo... lo admiro en cierto sentido. Supongo que habrás pasado por una etapa de rebeldía en la adolescencia. Hay gente que abiertamente se porta mal. La cosa es que yo era demasiado cobarde para escaparme a fiestas nocturnas, así que opté por ser la peor enemiga de mis profesoras de escuela católica. Saludos si alguna está leyendo esto. Satanás me personificaba el antagonismo de pensamiento.
Soy hija de una época en la que los abusos de la Iglesia, especialmente relacionados con pederastia, se volvieron populares. A partir de 1997, cuando en México la sociedad se fue de espaldas al oír las terribles noticias de Marcial Maciel, las cosas sólo pudieron ir para abajo.
Era un excelente pretexto para separarme de lo que yo debía ser sin más y darle dolores de cabeza a mis maestras con preguntas imposibles de responder.
Y como Satanás es el personaje que representa la rebeldía y quien más se salió de la caja en la mitología que domina al mundo, me caía bien. Hasta la fecha, siendo la personificación del mal, me intriga y me da risa. ¿Creo que andan demonios por ahí? Pues, parafraseado a una de mis roomies chinas: no creo en el diablo, pero lo respeto. O sea, no jugaría jamás a la ouija y, aunque me sé los pasos y lo necesario para hacer misas negras, prefiero saltármelas.
De cualquier manera, la idea de Satán, como idea, me encanta, pues protege todo lo prohibido, que muchas veces es lo más delicioso. Soy como una Eva a la que le gusta comer manzanas que no debería tragarse. Y todos tenemos algo de eso, todos tenemos nuestra parte maligna (que también es parte de vivir). La idea del cielo tradicional es medio aburrida, ¿no te parece? ¡Toda la gente divertida debe estar ahí abajo!
En este miércoles no espero que Belial te posea, Dios no lo quiera, pero sí que espero que se te contagie este ánimo de no seguir la norma y atreverte a cosas imposibles. Satanás estaría orgulloso de nosotros.
P.D
Como Facebook prometió desde sus buenos tiempos, este newsletter SIEMPRE será gratis. Pero el trabajo creativo no deja de ser trabajo. Así que te dejo este link por si quieres invitarme un cafecito, con la promesa de un día tomárnoslo en la misma mesa, y animarme a seguir con este proyecto y extenderlo a otros lares.
¡Hasta el próximo diabólico miércoles!
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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