¡A jugar! —por fin
Para descubrir tu verdadero potencial primero debes encontrar tus propios límites y luego debes tener el coraje de superarlos - Picabo Street, esquiadora olímpica.
La pandemia nos ha destruido muchas cosas. Eso de que el pinche bicho acabó con la normalidad es cierto. Había un sinfín de situaciones que dábamos por hecho y que el Covid nos pasó a traer. Entre esas situaciones están los juegos olímpicos. Fue raro saber que no habría competencias el año pasado y que se pasaron para este año. Tokio 2021 se llevará a cabo en un ambiente todavía incierto porque, si bien tenemos cada vez más vacunas, también las nuevas variantes del Covid demuestran ser más resistentes que las cucarachas que me visitaron cuando viví sola por primera vez.
El viernes empiezan los juegos. Creo que incluso aquellas personas que no ven ningún deporte disfrutan encender la televisión y tener de fondo a los atletas. Nos da gusto colectivo cuando México gana una medalla y empezamos a seguir a algunos deportistas, elegimos nuestros favoritos (aunque sólo seamos sus fans durante las semanas que duren las competencias) y nos sorprendemos con lo lejos que llegan.
El hecho de que haya juegos olímpicos nos recuerda que estamos unidos en este mundo por más que el internet, que los seres humanos hacemos gala de camaradería, pero sobre todo, que en un mundo como el nuestro, todavía hay gente que quiere romper los límites y superarse. Un buen ejemplo aunque no seamos deportistas de alto rendimiento. Con esto en mente, vamos a lo de hoy.
*Una serie 🎥*
Los juegos olímpicos nos sirven también para conocer deportes que quizá no son tan populares. Una de las cosas más atractivas de los olímpicos es ver deportes que usualmente no pasan en un horario común. A veces, para ser espectadores de natación, canotaje o de los deportes que se estrenarán este año en Tokio —como el surf o el skateboarding— hay que tener contratado el servicio premium de alguna red satelital. Lo cual complica seguir este tipo de competencias.
Pero hay deportes que no sólo son rarísimos sino que viven en un lugar específico, donde sólo los aficionados de una región son fanáticos, pero que levantan tantas pasiones como los más populares.
Ya te he contado, pero lo repito: soy una cazadora de docuseries y documentales. Netflix estrenó el año pasado una serie llamada Home Game que recorre varios deportes que se juegan localmente en alguna parte semirremota del mundo. La serie abre con el calcio fiorentino, el abuelo troll del futbol contemporáneo. Aparecen otros deportes como los juegos escoceses o el pehlwani, una competencia de lucha india en la que ahora también las mujeres tienen derecho a participar.
Ver algunos capítulos para ponerte en modo competencia antes de Tokio 2021 es una gran opción, pues los episodios son de sólo media hora.
*Un videojuego 🎮*
Los juegos olímpicos fueron un invento de griegos un tanto desquehacerados, ¿no? Pero es una de las mejores ocurrencias que hemos tenido como humanidad. Después de todo, las competencias entre países a veces no sólo se tratan de superación y los deportes, sino que tienen que ver con política e intriga. Pregúntale a Berlín 1936.
Peeero este videojuego no trata sobre los juegos olímpicos. Se trata sobre los mitos griegos. La estética de esta pequeña obra de arte jugable me parece una belleza porque es ver una vasija griega en movimiento.
Está construido en 2D y seguimos la historia de Nikandreos, quien vive en un mundo en donde los dioses abandonaron a los humanos y en el que reina el caos. Este guerrero decide enfrentarse a las personas que invaden su pueblo, y en el ínter, se topa con la diosa Hera. La diosa, para no perder la costumbre, está especialmente enojada con su marido, Zeus, que ha abandonado a los humanos.
Así, Hera elige a Nikandreos como su campeón para recuperar los favores divinos y traer paz a la humanidad. El juego es acción en 2D, muy simple pero muy efectiva.
La historia sí que remite al espíritu olímpico. En el sentido de que nuestro personaje no es un dios o un semidiós, es un guerrero que tiene que salvar a su aldea. Muy parecido a los atletas actuales que, aunque podrían parecer caídos del cielo, dedican horas y días a superar las barreras del cuerpo y de la mente.
Lo encuentras para PlayStation y Steam
*Una rolita 🎵*
Hace algunas entregas, en el número 8 de esta carta, te contaba que algo que salva a Baltimore es un grupo musical formado por dos integrantes llamado Wye Oak. Se ha vuelto de mis bandas favoritas por abordar distintos tipos de género con su música.
Resulta que Wye Oak va a relanzar el álbum que los llevo al estrellato, "Civilizan", y para celebrarlo han decidido revelar un sencillo llamado "Electricity" que no había sido grabado en el estudio. La canción me sorprendió porque suena menos a pop y más a rock.
¿La verdad? La batería me parece perfecta para hacer ejercicio, ¿no te parece? Además, la voz de Jenn Wasner es tan electrizante como la canción pretende reflejar.
*Una minificción🖋️*
A Eva no le gustaba el futbol, pero Juan le encantaba. Así que cada domingo se plantaba en la cancha 3 y veía jugar al equipo de Juan. La verdad es que no eran malos, pero ella sólo se fijaba en cómo corría Juan, cómo sudaba Juan y cómo Juan arrebataba balones. No era goleador, ¡pero qué pases ponía!
Ese domingo era su día de suerte, ese domingo Eva se había arreglado más de lo normal y se paró en la banda, donde el resto del equipo lanzaba porras. A veces ella también gritaba de emoción, pero su 'crush' jamás volteaba a verla.
De pronto, ocurrió algo fuera de serie: Juan tomó ventaja de la jugada, esquivó a dos rivales y se encontró solo en frente de la portería contraria. Era su momento. Juan pateó la bola y fue a dar a la esquina, adonde ningún portero habría alcanzado.
Eva saltó de emoción. No le gustaba el futbol, pero Juan le encantaba.
Y ocurrió el milagro: Juan hizo un corazón a la banda y mandó un beso. Eva se puso de mil colores, ¡por fin!
Tras el final del partido, ella se acercó a su jugador favorito y, sin explicaciones, le plantó un beso en los labios.
—¡¿Qué pedo?! —reaccionó Juan.
—Pues... es que tú me mandaste un beso cuando anotaste.
—¿Yo? Pero… Ay… , perdón, no. El corazón y todo era para mi compa, siempre le dedico los goles, hasta en el Fifa.
Justo en ese instante, uno de sus compañeros de equipo pasó y lo nalgueó sin pudor alguno.
—¡Bien, güey!
—Perdón —dijo Juan antes de dejar a Eva e irse con el equipo.
A Eva no le gustaba el futbol. ¿Y ahora? Menos.
*Una reflexión 💭*
Tenía yo cierto ritual para ver las inauguraciones de los juegos olímpicos. Invariablemente las veía al lado de mi mamá. En retrospectiva, mi madre era una persona que disfrutaba de los placeres simples. Si se topaba con La guerra de las galaxias en el cinco, la veía, porque al final era un cuento de hadas en el espacio.
Para mucha gente, ver los juegos olímpicos es emocionante y entretenido. En mi caso siempre fue un momento de complicidad. En el que mi madre y yo compartíamos comentarios sobre la inauguración, en el que dábamos nuestra propia calificación a los clavadistas y a los gimnastas. En el que —claro que sí, no hay manera de negarlo— también viboreábamos a los y las atletas más guapos.
Resulta que los de Tokio serán mis primeros juegos olímpicos sin ella. Va a ser extraño tener la tele prendida y celebrar las medallas de oro sin su presencia. Con todo, me acuerdo de lo que solía decirme: "lo más padre de los atletas es que te inspiran". Y sí, superar los límites del cuerpo, aunque una mortal como yo no pueda hacer eso, implica que esos límites son franqueables, se pueden romper y, con mucho esfuerzo y disciplina, podemos hacer posibles en los imposibles.
Este año, a mi mamá prometo buscarle los nadadores más guapos, que siempre fueron sus favoritos.
P.D
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¡Hasta el próximo miércoles!
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J. McNamara, aka Geeknifer.
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