#4 ¿Tomaste refresco en bolsita?
El servicio exprés de esta semana te regresa a tu infancia de la mano de bebidas en bolsa de plástico.
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Debido a mi carga laboral, y de manera oficial, el Servicio exprés regresa cada dos semanas. Esto quiere decir que encontrarás una edición pequeña y a la siguiente semana te llegará la edición de Escríbeme pronto.
En el de esta semana hay un cuento de terror que trata sobre las bebidas en bolsita que quizá te toco beber en tu niñez… o en tus ratos de oficinista.
En bolsita
Cuando éramos niños, nuestro momento favorito del domingo era cuando mamá nos llevaba al tianguis y nos compraba agua fresca en bolsita con popote. La de Julián y mía era una bebida fresca, ligera y rojiza. Mamá, en cambio, prefería que le dieran un líquido transparente que sabía muy amargo.
El accidente también ocurrió en domingo. Esa tarde, mi mamá, con sus últimos alientos de vida, me hizo prometer que vería por Julián. Yo sólo tenía dieciséis, pero se lo juré. Cuando los doctores decretaron que mi hermano no despertaría al día siguiente, le tuve que hacer caso a la promesa.
En la colonia se decían puras cosas horribles del hombre-sombra que vivía en la esquina. Pero yo sabía que él me podía ayudar, sólo tenía que traerle algo de comer. Y así fue. Esa misma noche el hombre fue al hospital: mi madre murió rápido y mi hermano vivió.
¿Yo? Sacrifiqué todo por Julián. Siempre he estado con él. Pero cada vez es más necio.
–Déjame salir hoy.
–No, Julián, es peligroso.
–Esto ya no es vida.
–Lo que te pasa es que necesitas algo de comer. Voy y vengo.
Tomé una bolsita de plástico, un popote… y un cuchillo. Cerré la puerta sin hacer caso a los lamentos adolescentes de mi hermano.
Al borde del alba, cuando la oscuridad es cerrada, es más fácil clavar el cuchillo en los olvidados. Entonces saqué la bolsita y el popote.
Después, con el amanecer, pasé a comprarme una cerveza y por lo necesario para hacerme un sándwich.
Cuando regresé a casa, la cortina estaba corrida de par en par y la habitación estaba plagada de luz. Pasmada, no podía dejar de ver el cuerpo humeante y calcinado de Julián. Dejé caer al suelo su bolsita de plástico con una bebida densa, ferrosa… y rojiza.
Este cuento tiene elementos inspirados de la peli My Heart Can't Beat Unless You Tell It To.
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¡Hasta el miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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