3 tabús: María, ecología y cuarzos
Las ideas incómodas sobre las creencias pueden involucrar prostitución, falta de ética y, claro, la propia estupidez humana.
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Me encantan las ideas escandalosas. Y me muero por ellas cuando se tratan de espiritualidad. Será porque mi primer acto de rebeldía adolescente fue andar de sacrílega retando a mis profesoras de religión.
En el menú de hoy quiero hablarte de tres ideas tabú. 📕 La primera: sobre cierto asunto de la cristiandad en forma de novela gráfica. 📘 La segunda: sobre nuestros sesgos al creer, con un libro. 📰 La tercera: con un artículo que habla sobre lo poco ético en la espiritualidad actual.
Además, puedes leer un cuento sobre supersticiones y mi reflexión que incluye lo que pasa cuando se te pudre una planta mágica.
Una novela gráfica 📕
Chester Brown es un caricaturista canadiense con una larga carrera. Interesado en la religión y en la prostitución, decidió combinar estos dos temas en un compendio de las historias de prostitución que hay en la Biblia. Spoiler: da para un libro. Ese libro es María lloró sobre los pies de Jesús.
Al final de todo lo gráfico hay una serie de notas, porque Brown se documentó con muchas fuentes históricas y teológicas. A diferencia de las notas de un artículo académico, que usualmente son la mar de aburridas, las de este volumen se pueden leer como si fuera un ensayo. Y es uno sumamente revelador.
Acabaré pronto. La premisa que Brown pretende sostener es que no sólo María no era virgen, sino que además, era prostituta. La principal base para hablar de esto es la genealogía de Jesús citada por Lucas en su evangelio. Por alguna razón extraña, el árbol genealógico de Jesús incluye varias mujeres, hecho muy poco común en las genealogías judías. Y además, todas las mujeres son prostitutas o adúlteras que protagonizan leyendas y libros del Antiguo Testamento.
¿Será que es un guiño guiño de San Lucas? Quién sabe. Lo que sí sé es que el ensayo y la caricatura no tiene desperdicio alguno.
Puedes conseguir María lloró sobre los pies de Jesús en Casa del libro por acá.
Un libro 📕
Amanda Montell es una lingüista que me dejó con buen sabor de boca después de leer Cultish, un libro en donde explora los códigos lingüísticos de grupos sectarios.
Bueno, pues acaba de sacar un libro que trata sobre los sesgos cognitivos que nos hacen creer demasiado en las supersticiones. Todo a razón del boom del pensamiento mágico que provocó la pandemia.
The Age of Magical Overthinking vale mucho la pena para entender por qué somos capaces de creer en la astrología en el siglo XXI y preferimos delegar ciertas decisiones a nuestra espiritualidad.
Puedes conseguir una copia, sólo en inglés, con este enlace de Amazon.
Un artículo 📰
¿Sabes cuánto vale la industria (porque ya es una industria) de la astrología? En 2021 estaba en 12.8 mil millones de dólares. Es un dineral lo que ahora gasta la humanidad en horóscopos, lecturas de tarot, cursos para manifestar y cuarzos.
nos cuenta por qué, de hecho, el “manifesting” es más irracional que usar un mago de servicios medieval. Esta pieza nos previene de creer sin filtros en esta épo ca.Y te tengo una pésima noticia si crees en la energía de las piedras y cristales. Los influencers los pusieron de nueva moda durante la pandemia y son parte de otra industria multimillonaria. ¿Pero sabías que muchas de esas piedrecillas provienen de la sobre-explotación infantil?
Pues todo eso y más está en el siguiente enlace de Substack.
Un cuento 🖋️
Madre Tierra
El cuarto huele a ropa usada y a restos de comida para llevar. Las botellas de refresco se acumulan en el tocador y hay pañuelos desechables por doquier.
Sandy, con la cabecera de fondo y un mazo de cartas en las manos, está haciendo una transmisión en vivo.
—Hermanas, estamos en luna nueva, así que la tirada de hoy no busca abundancia sino el sentido del orden.
Francisco, que sostiene una luz blanca en alto, recrimina a Sandy con la mirada. Ahora su vida es así: un maratón de cantos a Pachamama bien pagados.
Tras una hora en la que Sandy dice que lo más importante es el amor y escuchar espíritus, ella se mete al baño, se quita el chal bordado que deja sobre el cancel y se pone una sudadera Gucci.
—Oye, te tengo que decir algo importante... Me regreso sola.
—¿Qué? ¿Y yo qué chingados voy a hacer aquí?
—Pues no sé —contesta Sandy apoyándose en la puerta.
—¿No me rogaste que viniéramos?
—Es que este lugar ya no es suficientemente bueno, ¿sabes? O sea, deberían de sonar los pajaritos como antes y nada más se oye ruido. No fluyo aquí.
—¡Te presento al calentamiento global! Y no cambies el tema, ¿cómo que te regresas? ¡Renuncié para acompañarte! ¡Lo estoy dejando todo!
—O sea… yo no te lo pedí.
—¿Es neta? Hasta todo pendejo me dejé la greña y me tatué tu ajolote. ¿No lleno los zapatos como tu asistente?
Se hace el silencio mientras Sandy tira varias botellas de plástico en el cuenco de cuarzo más grande. No suenan las aves, sólo la fábrica a lo lejos.
—Francisco, no es eso… O no es sólo eso. Es que… Estoy saliendo con alguien más.
Francisco tampoco responde.
Una reflexión 💭
A principios de año asistí a un evento de mujeres. Me gusta ir a esa clase de espacios para conocer gente nueva. La actividad adicional no me importaba, ni puse atención a qué íbamos a hacer. Pero el caso es que llegué al Bosque de Chapultepec a que nos pusieron a hacer nuestro propio sahumerio. O sea, una serie de plantitas amarradas para que, cuando las quemes, haya armonía, energía positiva, abundancia y una serie de buenas intenciones.
Guardé mi sahumerio en una bolsita de plástico y fue a dar a mi bolsa grande.
Por supuesto, se me olvidó.
Cuando agarré mi bolso la siguiente semana… la bolsita con el sahumerio era un pequeño laboratorio de micología. Si mi vida dependiera de ello, estaría ya con Covid, tres parientes muertos y sin un quinto.
En fin, la gente que me conoce sabe que alzo una ceja (si esto me fuera anatómicamente posible) cuando me recomiendan curas mágicas, lecturas de cartas, cuarzos y demás. Porque odio pagar por ello. Me caen mal los charlatanes que juegan con las creencias de las personas.
A la conclusión que llegan Amanda Montell y Brian Klaas es parecida: creer es bueno. Una dosis de superstición nos viene bien. Nos viene bien pedirle a Dios, universo, vida, Pachamama. Pero de eso a dejar que los bolsillos se nos vacíen o que afectemos al prójimo comprando cristales y piedras que probablemente poco nos ayuden, hay un mar de diferencia. Cree, siempre, pero con consciencia 😉
¿Y si hoy dejamos la suerte en manos de la persona que tenemos junto? Igual nos va mejor.
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Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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