3 mejoras a tu espacio laboral
El espacio donde trabajas necesita mejoras, no sólo para aumentar la productividad, sino porque este puede ser un ancla en momentos complejos de la vida.
¿Prefieres escuchar esta carta? Activa el audio con el botón de arriba 👆🏼
Lamento profundamente mi falta de carta la semana pasada. A veces una calcula mal los espacios de tiempo que se da para hacer lo que más le gusta. Así como hace unas semanas visité Colombia (por trabajo), el miércoles anterior estaba en Brasil (con todavía más trabajo). País que vive tres horas en el futuro comparado con México.
No hay nada como regresar a tu hogar y sentarte en el espacio que más te gusta en tu casa. Encender una vela, prepararte café y escribir sin parar.
Hoy te comparto hacks que pueden ayudar a que tengas mayor efectividad. Encuentras dos productos 🔮, una recomendación 💡, un ensayito 🖋️ y una reflexión 💭.
Unos productos 🔮
Lámpara con USB
El día en que se termine por descomponer mi lámpara de bibliotecaria (ya lleva casi 20 años conmigo), se me partirá el corazón. Pero en lo que eso sucede, con el semejante mastodonte que tengo por lugar de trabajo, necesito más de una lámpara.
Y apenas conseguí justo lo que necesito: algo lo suficientemente pequeño como para quitar y poner, que tenga varios tipos de luz y, sobre todo, que se pueda cargar vía USB.
Te dejo el enlace para conseguirla en Temu aquí.
Calienta café
No tengo muchas adicciones. Pero reconozco que el café es una de ellas. Y así como la Coca-Cola caliente sabe a medicina y la cerveza tibia sabe a exceso de urea, el café frío no sabe automáticamente a cold brew sino a hierba rancia.
Normalmente bebo café a una velocidad importante, pero cuando estoy en serio concentrada puedo abstraerme del mundo. Eso significa no sólo olvidarme de la alerta sísmica, sino de mi taza de café.
¿La solución? Un portavasos calienta tazas. No es que caliente el líquido de pronto, sino que el recipiente se mantiene a una temperatura alta. El mío se conecta a la corriente eléctrica, pero hoy ya también hay algunos con conexiones USB.
Y claro, mantiene caliente cualquier líquido: café, té, chocolate, o lo que tú mandes.
Te dejo el enlace al más tradicional y este otro al moderno.
Una recomendación 💡
Hay un secreto para ponerse a trabajar que normalmente funciona: hazte de rituales. Cuando uno va a la oficina lo hace casi sin pensarlo. Tienes que tomar transporte o buscar estacionamiento, quizá te compres tu café, jugo o tamal, dejas tus cosas en algún lado y sólo entonces, te puedes sentar en el lugar de trabajo.
El problema es que con el trabajo creativo o home office no siempre se dan esas rutinas de manera orgánica. Hay veces en que la gente se sienta y dice: bueno, a darle, sin algo así como un ritual previo.
El mío incluye prender una vela (si prendo una vela significa que estaré en mi escritorio el tiempo suficiente como para que se consuma de manera homogénea), encender la cafetera que tengo junto y tener el lugar de trabajo con suficiente espacio para poner lo que me dé la gana.
Haz algo antes de ponerte a trabajar que te funcione para decir: “estoy trabajando”. En mi caso es encender velas, pero bien puedes hacer una pequeña meditación, prepararte un té o leer un poquito.
Un ensayo 🖋️
Querida Virginia Woolf:
El día de la mujer se acabó. A propósito, tengo una queja, una salvedad digamos, contra uno de los ensayos feministas más conocidos.
No, querida Virginia Woolf. Las mujeres no sólo necesitamos una ‘habitación propia’. Requerimos de un c̶h̶i̶n̶g̶a̶d̶o̶ escritorio propio. Espere, Mary Beton, Mary Seton, señorita Woolf, como le quede el saco para este párrafo: no me interrumpa. ¡Claro que entiendo su lógica!
Estoy de acuerdo en que no es que las mujeres hayamos desaparecido de la historia por no estar en ella, sino que simplemente no teníamos las condiciones de posibilidad para hacer nada.
¿Cómo se supone que una mujer va a trascender eras si no tiene ni siquiera su mono cuartito?… Si es interrumpida por todo lo que una familia le requiere, si no puede ganar lo mismo que un hombre, si se le exige ser perfecta en cada área de su existencia, e-t-c, e-t-c.
Pero cada quién habla de la feria según le va.
Y para seguir con esas lindas frases prefabricadas que maquillan un texto: Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Déjeme le cuento que esta millennial que usted tiene enfrente sobrevivió casi un año sin Internet. Sin casi ningún problema. Pero había algo que sí me drenaba la energía de a poco. Ya no tener un escritorio. Permítame explicarle de manera breve el porqué de semejante requerimiento existencial.
A estas alturas de la historia, cada vez es más obvio que las mujeres necesitamos de nuestros propios métodos de subsistencia. Pero hay algo que se olvida fácil. A veces, entre luchas, consignas, peleas, discusiones en las que nos llaman feminazis, entre otros tantos amargos episodios, nos olvidamos de algo verdaderamente importante:
Es más fácil vivir cuando uno tiene con qué apasionarse.
Vaya, piensen en esas mujeres que pasan a la historia y son admiradas. Desde Hipatia de Alejandría hasta Emma Watson. ¿Qué tienen en común esas a las que reverenciamos? Tenían el objeto y las condiciones de su pasión a la mano.
Recurro a la analogía fácil. Denle un laboratorio a un científico y hará descubrimientos, entréguenle óleos a un pintor y sabrá qué hacer o una pelota a un futbolista y hará suertes con gracia.
Podrá parecer una tontería, señorita Woolf. Pero creo que ya no sólo basta con los primeros escalones de la pirámide de Maslow. Es excelente tener un cuarto propio, es el primer paso. Felicidades a esas mujeres, que todavía no son las suficientes, que tienen un eje, un cuarto, desde dónde continuar su camino. Pero de nada sirve una habitación vacía.
¿Y sabe qué? Hoy, que ya no es día de la mujer sino otra jornada más, yo todavía tengo esperanzas por esta sociedad que tiene sus grandes tropezones de equidad.
Porque le escribo… desde mi escritorio propio.
Una reflexión 💭
Hay días en que la vida se pone rara.
Hace unos días, oía como parte de una meditación guiada que hay varias maneras de encontrar resiliencia. Es decir, ¿cómo aguantas vara ante los embates de la vida? Una de las formas más sencillas de encontrar un punto de equilibrio es a través de tus más cercanos: los amigos y la familia, vaya. Sin embargo, cuando las personas no están disponibles o incluso esas personas están atravesando sus propias crisis, ¿a qué recurres?
Bueno, una de las recomendaciones de las que hablaba el instructor era aferrarse a cuestiones inamovibles que tenemos por la vida. Por ejemplo, salir a la naturaleza; o si eres rata de ciudad, darte una vuelta al parque. Y también hablaba de cosas que nos mantienen firmes.
Así como Virginia Woolf recomienda tener un cuarto propio, yo recomiendo tener un espacio físico de resiliencia. La madera de mi escritorio me centra en la realidad, sus múltiples adornos son un recordatorio de quién soy yo y los libros de mi izquierda son el susurro de dónde vengo y a dónde voy.
Cuando la vida se pone rara, puedes recurrir a estos objetos, situaciones, personas y hasta talentos que estarán ahí para ti. Espero que esta carta pueda ser un espacio de esos.
Un meme 👾
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram, Telegram, Facebook, Twitter y LinkedIn.