#2 De lo que se gana cuando se pierde
Enseñanzas del desempleo y una recomendación para este tenebroso fin de semana
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Sí. Ya sé. Esto debió llegar el viernes. Lo peor es que ya había escrito este Servicio exprés, ¡pero sin mandarlo! Porque por distintos compromisos, nada más no lo hice.
Así que… en este tenebroso fin de semana, traigo esta mini-carta.
Una reflexión 💭
¿No es sorprendente el misterio de tener en la misma semana un día fabuloso y otro día terrible? Me gustaría pensar que es un efecto colateral de no tener trabajo fijo. Pero después de esta semana, caigo en la cuenta de que ocurre seguido, pero que los miles de pendientes laborales hacen que no le pongamos tanta atención a nuestro estado de ánimo. ¿A ti no te pasa?
No tener trabajo de oficina me ha hecho volver a los principios y prioridades en las cuales siempre he creído (pero que se olvidan con el trajín de cada día). Soy creyente de la gran máxima “no hay mal que por bien no venga”. Y en este caso, el bien ha sido reconocer las cosas que estaba dejando de hacer que me gustaban un montón. Como salir a lugares lindos de la ciudad: a comer, a trabajar; ver a mis amigos más seguido y… estoy pensando seriamente en regresar a nadar, que siempre ha sido el ejercicio con el que alimento mi complejo de pez.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. El martes, por ejemplo, pintaba muy bien y de hecho estuve trabajando en compañía de uno de mis mejores amigos. Chismeando, riéndonos, dándole a nuestras respectivas chambas. Sin embargo, en cuanto salió de mi casa me embargó un sentimiento poco común. Me empezó a doler la cabeza y sentía que me estaba ahogando en pendientes.
Porque, y aquí abro un paréntesis, quizá no tenga empleo fijo, pero sí tengo que atender a algunos clientes a la vez. Algo que, en realidad, me gusta, porque soy dueña de cómo y cuándo entrego mi quehacer. El asunto es que el martes de pronto me sentí superada por todo. Incluyendo por mi propia vida.
Qué extraña sensación, no se la deseo a nadie. Decidí irme a dormir temprano y me parece que fue buena idea, porque el miércoles desperté con más paciencia para vivir.
¿A qué viene esto a cuento? A que en la actualidad parece que se nos pide estar siempre “al tiro” para lo que se ofrezca y hay veces en que una nada más no jala. Somos personas, no máquinas.
La gente que me conoce sabe bien que uno de mis grandes defectos es ser bastante poco paciente. Es interesante que la vida en este momento me pide ser paciente con algo que me es muy familiar: yo misma.
El día a día me impulsa a trabajar como desesperada, pero en estas semanas que no estoy atada a la quincena, quizá lo más sabio es darme tiempo para rebalancear prioridades y crear pócimas con las cosas que más quiero hacer (sí, querida novela, tú y yo tenemos una cita con el destino 😏).
Deseo que encuentres el tiempo y sobre todo la oportunidad mental de poner sobre el papel (o la pantalla) las cosas que en realidad quieres realizar, más allá de los objetivos que tenemos por inercia.
Una recomendación 🎬
Sería un crimen que no recomendara algo relacionado con fantasmas esta semana, porque el inicio de la próxima representa una puerta abierta para andar comunicándose con espíritus (el spoiler es que, como de costumbre, habrá especial de terror el miércoles, no te olvides de abrir la carta, que desnudaré el miedo con varios recursos).
Estas fechas tienen como estandarte uno de los temas que me encanta: la muerte, la posibilidad de la vida después de ella y todo lo que nos asusta.
En este Servicio exprés recomiendo The Midnight Club. Otro producto precioso de lo que Netflix ha denominado adecuadamente el “Flanaverse”. Es decir, todas las obras que han salido de la cabecita de Mike Flanagan (el mismo de las series The Haunting, Midnight Mass y películas como Hush, Gerald’s Game y Doctor Sleep)
The Midnight Club está basado en el libro de Christopher Pike, un autor que se dedicó a escribir historias para jóvenes. Muchas de ellas enmarcadas en el terror y la ciencia ficción.
La historia relata las peripecias de una serie de adolescentes con enfermedades terminales que viven en el mismo hospicio, esperando la llegada de la muerte. Cada noche, a la medianoche, se juntan en la biblioteca a contar historias de terror. La dinámica cambia con una nueva residente que investigó todo sobre el lugar antes de ir a morir ahí y cree fervientemente en que el milagro de la curación le puede suceder en la vieja casa.
La serie tiene este ambiente que combina la aventura con terror, así que si bien hay algunas partes que sí dan miedo, no deja de contar las hazañas de vida de estos muchachos.
Puedes verla en Netflix a través de este enlace.
¡Otra razón para leerme el miércoles! Compartiré una de las listas más preciadas que tengo: qué películas de terror, sin duda, valen la pena ver.
¡Hasta el miércoles!
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,
J. McNamara, aka Geeknifer.
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